Distractora polémica aeroportuaria

**El proyecto del nuevo aeropuerto se ha utilizado como bandera política desde la época de Fox, formó parte de las sensacionales decisiones del sexenio actual y hoy ocupa un lugar muy importante en la pugna electoral.


Distractora polémica aeroportuaria

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2018, 11:57 am

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Buzos de la Noticia

Dentro de la abultada problemática social que agobia a México, la construcción de un nuevo aeropuerto internacional pasó de pronto a primer plano en el interés de los partidos políticos, que han prestado atención superlativa al tema, haciendo a un lado aspectos mucho más importantes para las clases mayoritarias.

Según algunos, factor fundamental del desarrollo económico del país es contar con un aeropuerto a la altura del que tienen las grandes potencias y que generaría, en el plazo inmediato, un aumento considerable de la inversión y el empleo, la afluencia de millones de pasajeros hacia nuestro país y el desarrollo del turismo, con la correspondiente derrama económica y sus conocidas ventajas.

Para otros, fue una decisión irresponsable autorizar la colosal inversión necesaria para construir ese moderno aeropuerto; un gasto excesivo para favorecer a la clase empresarial, a particulares que obtuvieron del Estado la concesión de las obras mediante contubernios; en otras palabras, una obra en beneficio de “la mafia del poder”, una de las etiquetas preferidas por uno de los candidatos presidenciales.

Los partidos políticos y sus respectivos candidatos, incluidos los “independientes”, también subsidiados por el Estado, no sienten la necesidad de abordar y discutir los problemas fundamentales del país, ni de ofrecer soluciones serias y convincentes a los electores y a la sociedad en general; mientras les sea posible, buscarán un escenario en el que se enfrasquen en discusiones superficiales como la amenaza de cancelar una obra que ya está en marcha, que ya está contratada entre el gobierno y los empresarios y además sancionada por el aparato legislativo; al calor de la discusión, no ha faltado el tonto que ofrezca lo mismo, pero “más barato”, cambiando apenas el sitio propuesto para construir el aeropuerto, aunque al primer regaño empresarial se retracte, ofreciendo soluciones conciliadoras y hasta concesiones en un asunto que al principio condenaba y prometió cancelar, en caso de llegar al poder.

Tampoco han faltado las locuras, soluciones propias de la edad esclavista, como la mutilación a los ladrones. Así se mantiene a un pueblo distraído; así nos entretienen los políticos, restándole seriedad al proceso de elección de los más importantes cargos de gobierno en México.

Este tratamiento de los problemas prioritarios pone en primer plano el tema aeronáutico y el del hambre en último lugar; la partidocracia se encuentra en acción. El proyecto del nuevo aeropuerto se ha utilizado como bandera política desde la época de Fox, formó parte de las sensacionales decisiones del sexenio actual y hoy ocupa un lugar muy importante en la pugna electoral desde que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) convirtió el tema en un fabuloso instrumento para lucir su cantinflismo.

Desde el inicio de las campañas electorales, los candidatos a la Presidencia de la República se han centrado en este punto, más que en otros, en respuesta a los cuestionamientos de AMLO al proyecto oficial, dando pie a una polémica vacua, distractora, que ha permitido a todos los políticos nadar en la superficie para no profundizar en los más graves problemas del país.

Más importante que discutir sobre el aeropuerto son los temas de la pobreza y su combate, de una distribución más equitativa de la riqueza nacional, del desarrollo de una industria menos dependiente del capital extranjero, del fortalecimiento de las relaciones con otros países que sufren el sometimiento económico al imperialismo en América Latina y en otros continentes, etc.

Nada de eso pasó a primer plano, sino la respuesta a las superficialidades de AMLO, quien tampoco ofrece nada de fondo y sirve a las mil maravillas para perder tiempo en una bufonada, como el llamado debate entre los brillantes prospectos a la Presidencia de la República.