Derecha diestra, izquierda siniestra

**Han sido, desde mi punto de vista, las clases medias y la llamada pequeña burguesía, empobrecidas por la 4T que se niega a apoyar a las PYMES, las que principalmente han encontrado un vehículo para expresar su inconformidad a través de las convocatorias de los FRENAAA.


Derecha diestra, izquierda siniestra

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2020, 15:11 pm

Por Ignacio Acosta Montes

Una gran atención de los medios de comunicación ha recibido las declaraciones y acciones emprendidas por el llamado FRENAAA (Frente Nacional AntiAmlo). Digitales, impresos, redes, radio, televisión, medios nacionales y extranjeros, todos los canales de difusión han sido cubiertos, incluso en horarios estelares y en primeras planas, por las protestas convocadas por ésta muy reciente agrupación; en su página web señalan como fecha de su fundación el pasado 3 de abril. Tal como narra Píndaro en sus Olímpicas el nacimiento de Minerva, adulta, de armadura vestida y lanzando al nacer grito de guerra, así apareció, de buenas a primeras, este famoso frente lanzando diatribas en contra del gobierno de la llamada 4T, organizando manifestaciones por todo el país, con líderes casi desconocidos, pero con los recursos y las relaciones necesarios para hacerse escuchar a pesar de no movilizar, ni de lejos, una gran cantidad de adherentes. Su objetivo declarado: echar a López Obrador de la presidencia para “tirar el cuatroté comunista”. No necesitaron de un trabajo prolongado, metódico, esforzado, de convencer poco a poco, uno a uno, a sus simpatizantes, de construir paso a paso su estructura y recabar peso a peso los dineros para hacerse propaganda y sufragar todo tipo de logística. De golpe y porrazo aparecieron en caravanas de automóviles y camionetas, como Minerva de la cabeza de Júpiter. La explicación es obvia, ya existían, no son producto de ninguna maravilla mitológica, sino que no habían requerido manifestarse pues no habían necesitado hacerlo al no sentir amenazados sus intereses y, sobre todo, no habían encontrado la ocasión propicia para levantarse con sus demandas. La sedicente izquierda en el poder les dio la oportunidad de subir a la palestra.

El gobierno de Morena no cumplió sus promesas de bonanza para el pueblo en materia de ingresos, salud, educación, apoyos para el campo y un largo etcétera; tan largo como para conseguir 30 millones de votos. Programas y apoyos que según sus promesas de campaña se pagarían con los 500 mil millones que se ahorraría el país cada año por el combate a la corrupción. No ha disminuido la corrupción ni ha existido tal ahorro; el de López Obrador ha sido un gobierno con manos de tijera, que lo mismo ha recortado los presupuestos a la cultura, que, al deporte, a la ciencia y al campo, a la educación y a la salud. Los mexicanos ya no han podido conseguir que se programen y realicen obras de pavimentación, agua potable, redes sanitarias o mejoramiento de escuelas con los recursos federales que se asignaban en el llamado Ramo 23; bueno, hasta para conseguir vacunas o medicinas para enfermos de cáncer tuvo que manifestarse la población desesperada. De igual manera fracasó la tranquilidad que se prometió en campaña y que se reavivó con la promesa de que con la llegada de la Guardia Nacional bajarían los índices de violencia. Ni paz, ni bienestar, ni combate a la corrupción, pues proliferan los escándalos en los que se han visto involucrados destacados personeros del partido en el gobierno y que, para mayor evidencia, el INEGI demostró o la falsedad o el fracaso de la prometida cruzada anticorrupción, al concluir en un estudio que la corrupción y el costo de ésta se incrementaron en el primer año de gobierno de la 4T. Más pobreza, más inseguridad, más insalubridad, menos apoyos al campo, menos salud… todo se vio agravado por la pandemia de covid-19. El virus que dijo López Obrador les cayó como anillo al dedo, vino a exhibir a un gobierno que un día miente y otro también, que temprano engaña al pueblo en las conferencias mañaneras de López Obrador y que por la tarde completa su faena de engaños con las conferencias vespertinas de López Gatell. Un gobierno que miente en los datos sobre el combate a la violencia; que niega las cifras sobre un desastre económico que desde el primer año de gobierno provocó que la producción disminuyera y que, de acuerdo con el Inegi, ha dejado a más de 12 millones de mexicanos sin empleo; un gobierno que manipula las cifras sobre los enfermos y muertos por coronavirus y que, de esta manera, juega con la vida de los mexicanos. Todos los sectores de la población se han visto afectados por la errática política económica y sanitaria del gobierno federal, si acaso se salva el grupo de los grandes potentados que se ha visto beneficiado, exactamente igual que en los sexenios anteriores, los del prian como les gusta llamarles a los morenistas, con los contratos de obra y las concesiones más jugosas. No es extraño, por ello, que, en el primer año de AMLO, cuando la economía decreció -0.1%, las grandes fortunas aumentaron en 15.7 por ciento y ahora, con todo y coronavirus, la de Ricardo Salinas Pliego, uno de los empresarios consentidos del régimen siga aumentando. Si las manifestaciones de enojo social no sean desbordado se debe por un lado a la base de 22 millones a los que dice el gobierno beneficia con sus programas sociales, los cuales, si no logran satisfacer sus necesidades con lo que reciben, al menos las sobrellevan y, por el otro, a la todavía gran desorganización y apatía entre los grandes sectores del pueblo más afectados por las políticas oficiales antipopulares y erróneas. Desorganización que ha sido bien alentada y cultivada desde las esferas oficiales al atacar, calumniar y descalificar a las organizaciones sociales, asociaciones civiles y liderazgos campesinos y populares tachándolos de intermediarios y corruptos, con el afán de desbaratar cualquier posible protesta organizada y pulverizar al pueblo. Han sido, desde mi punto de vista, las clases medias y la llamada pequeña burguesía, empobrecidas por la 4T que se niega a apoyar a las PYMES, las que principalmente han encontrado un vehículo para expresar su inconformidad a través de las convocatorias de los FRENAAA, que los aterrorizan con el espantajo de un López Obrador que expropiará los medios de producción en provecho del proletariado.

El pueblo, las clases trabajadoras de la ciudad y del campo, está amenazado por una pseudoizquierda que pretende atomizarlo destruyendo cualquier organización que no controlen los órganos de poder, acallando todas las voces que pudieran disentir en lo esencial o en los detalles de un proyecto -hasta ahora un revoltijo de ideas religiosas, vulgaridades económicas y caprichos mesiánicos- que pretenden imponer a la sociedad entera, pero que no acaban de explicar ni mucho menos de convencer al pueblo sobre sus supuestas bondades. Por el otro extremo aparecen las fuerzas de la derecha, hábiles, con recursos y medios para darse a conocer, una derecha diestra que busca canalizar el descontento para imponer un gobierno que desde el polo opuesto de Morena ve la oportunidad de imponerse aprovechándose de la confusión promovida por el gobierno actual y por la desorganización e inconsciencia popular que prohíja.

La salida está en reforzar la unidad popular bajo un proyecto claro que represente sus intereses, acrisolado en los cuatro ejes centrales del modelo económico y político planteados por el Movimiento Antorchista Nacional y que resume así el Ing. Aquiles Córdova Morán: “a) una política fiscal progresiva (sin desalentar irracionalmente la inversión ni llegar jamás a grado confiscatorio) que dé al gobierno recursos suficientes para poner en ejecución las tres acciones restantes; b) reorientación del gasto social, de modo que puedan atenderse holgadamente necesidades vitales como vivienda, salud, educación, urbanización, medio ambiente, deporte y cultura; c) promover la creación de empleos, sin competir ni sustituir a la inversión privada pero supliéndola donde haga falta, de modo que toda persona en edad de laborar y que quieran hacerlo encuentre trabajo; y d) elevar el salario hasta el nivel que determine el bienestar mínimo de una familia trabajadora promedio.” La organización y la lucha popular en torno a estos ejes es la única salida, pues como escribiera Mario Benedetti: De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: de la Derecha cuando es diestra, de la Izquierda cuando es siniestra”.