Cuicuilco, la zona arqueológica más grande de la CDMX

**Se dice que la base de la pirámide se encuentra enterrada, en su mayoría por la lava de la erupción del volcán Xitle. Sólo podemos apreciar la punta y la curiosa forma circular le ha dado el adjetivo de única en toda Mesoamérica.


Cuicuilco, la zona arqueológica más grande de la CDMX

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2018, 09:13 am

Por Luis Juárez/
elsouvenir.com

Ubicado al sur de la ciudad en la esquina que forman las avenidas Periférico e Insurgentes y escondida entre puentes vehiculares, edificios corporativos, centros comerciales y el ruido citadino que día a día mueve a esta ciudad se encuentra la Zona Arqueológica de Cuicuilco, una de las más antiguas, bellas y mejor conservadas de la urbe.

Cubierta en su mayoría por pasto, este sitio prehispánico fue fundado hace más de 2 mil años. Hoy, conserva su esplendor a través de los pedregales que se crearon por la erupción del volcán Xitle; el que literalmente, la cubrió casi en su totalidad.

Un recorrido por Cuicuilco

El paseo por aquí merece la pena desde tu llegada. Adentrarse a la Villa Olímpica es encontrar a tu paso desde esculturas que forman parte de la Ruta de la Amistad, hasta pequeños montículos prehispánicos con algunos restos de la zona arqueológica entre los departamentos.

La entrada a Cuicuilco es completamente gratis. Cuando estés adentro podrás decidir entre dos caminos: te recomiendo el de la derecha dado que es el que lleva a la zona natural terminando en la pirámide; el otro es al revés.

El camino lo conforman pequeñas veredas silenciosas, llenas de insectos. Además, te encuentras con un aire de misticismo donde las nopaleras y las flores te acompañan por el sendero. Bajas y subes por escalones de piedra; descubres nuevos caminitos que te llevan a edificios aztecas de gran relevancia; admiras el verdor de la naturaleza y a lo lejos las chimeneas extintas de lo que fue la fábrica de Peña Pobre (hoy Plaza Inbursa).

Una experiencia única en Cuicuilco

El silencio parece tu mejor acompañante y las fotografías parecen siempre mejorar debido a lo solitario del lugar. Ardillas y pequeñas lagartijas se cruzan en tu camino cuando salen de cuevas. El aroma a pastizal es el que invade tus pulmones.

En cada edificio prehispánico se explica todo sobre este centro ceremonial y la época de esplendor de los asentamientos. Finalmente, después de haber conocido este sitio llegarás al Gran Basamento circular, con sus rocas bordeando la silueta y la vegetación cubriendo sus paredes. Al subir puedes ver los canales, así como los altares de piedra volcánica, además de tener una vista espectacular del Ajusco y de los cerros de Tlalpan y la Magdalena Contreras.

Se dice que la base de la pirámide se encuentra enterrada, en su mayoría por la lava del volcán. Sólo podemos apreciar la punta y la curiosa forma circular le ha dado el adjetivo de única en toda Mesoamérica.

Al lado del basamento se encuentra el pequeño museo de sitio, con interesantes objetos encontrados en el área: vasijas, ornamentas y fotografías del descubrimiento de la zona arqueológica en el siglo XX. Este lugar ha sido acondicionado para exhibir todo acerca de Cuicuilco y en una sala posterior puedes encontrar exposiciones temporales acordes a la cosmogonía azteca.

Para terminar el paseo

Justo al salir podrás acostarte bajo la copa de los árboles y descansar de la rutina de la ciudad. Tomar una siesta es fascinante, al despertar verás el cielo azul y algunos insectos como saltamontes rodearte. La paz que se respira aquí es invaluable y resulta interesantísimo imaginar lo espiritual que pudo ser Cuicuilco.

Inevitable es visitar esta parte del sur de la CDMX y transportarte al pasado en un viaje prehispánico, pensar lo que pudo ser este sitio con su belleza y armonía que hasta el día de hoy se sigue respirando.