Cruzada contra el hambre: estrategia de mercado

Reportaje especial/ La Crónica de Chihuahua


Cruzada contra el hambre: estrategia de mercado

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 08:13 am

/facebook @twitterMartín Morales

A dos años de su implementación, la Cruzada Nacional contra el Hambre (SINhambre) se convirtió en una marca comercial que ha beneficiado más a las grandes empresas agroalimentarias trasnacionales y mexicanas, que a los 4.2 millones de mexicanos que prometió sacar de la pobreza.

SINhambre fue presentado por el presidente Enrique Peña Nieto el 21 de enero de 2013 en Las Margaritas, Chiapas, como un programa diferente que superaría tanto las limitaciones temporales y socioeconómicas del asistencialismo clientelista del Estado mexicano del pasado, como del tradicional manejo opaco de los recursos financieros destinados a este tipo de proyectos.

Sin embargo, el primer balance bianual que Rosario Robles Berlanga, la secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) y su coordinadora nacional, hizo de sus resultados en Ciudad Hidalgo, Michoacán, el pasado cinco de febrero, fue el desglose genérico de cifras de un programa eminentemente asistencialista: Cuatro millones 200 mil mexicanos pobres que son “usuarios de comedores populares”; “receptores” de despensas, de apoyos en efectivo y en algunos casos de viviendas y que forman parte de los “padrones de beneficiarios” de otros programas sociales ofrecidos por las 19 dependencias involucradas en el plan “transversal” contra la pobreza en México.

En la reivindicación de esta amplia estrategia de política social, Robles Berlanga no se atrevió a declarar que estos mexicanos hayan salido ya de la pobreza y omitió, por supuesto, hablar de las acciones específicas que SINhambre realiza para lograr que las comunidades beneficiadas encuentren el camino hacia el desarrollo con base en su propio esfuerzo.

Es decir, no se habló de acciones ni inversiones específicas para crear o alentar empresas, empleos o proyectos de capacitación laboral, ni tampoco, por supuesto, se hizo alusión al hecho de que el crecimiento económico del país se mantenga en la misma inercia del pasado inmediato –entre 2003 y 2013 el producto interno bruto (PIB) creció en promedio al 1.2 por ciento anual– cuando para reactivar la economía nacional se requiere de un crecimiento del 7.5 por ciento.

El festejo de SINhambre en Ciudad Hidalgo estuvo destinado más a reposicionar al Gobierno federal en Michoacán que a celebrar avances sustanciales en el objetivo de acotar la pobreza y el hambre en una entidad que está en “foco rojo” para el PRI de cara a los comicios estatales y federales del siete de junio.

Comida chatarra contra el hambre

De acuerdo con tres personalidades conocedoras de la producción y del consumo agroalimentario en el país, la ausencia de proyectos económicos que pudieran servir a alentar el desarrollo integral en las áreas rurales de México, se debe básicamente a que el Gobierno federal continúa privilegiando los negocios trasnacionales vinculados a este sector desde los años 80, cuando se impuso en el país el modelo económico neoliberal.

Es decir, en lugar de buscar una solución a la necesidad de desarrollar a las comunidades sociales deprimidas del país con base en apoyos a la producción comunitaria de alimentos y el mantenimiento de animales comestibles, que durante décadas aseguraron el alimento y el empleo de millones de mexicanos, la Sedesol prefiere firmar acuerdos de participación con las grandes empresas agroalimentarias de México y el extranjero, resaltaron Víctor Suárez Carrera, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, A. C. (ANEC); Alejandro Calvillo, presidente de El Poder del Consumidor, e Isabel Cruz Hernández, de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS), organizaciones integrantes de la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA).

En conversaciones por separado con este medio, estos dirigentes coincidieron en que se sigue imponiendo el fanatismo neoliberal del Gobierno mexicano, cuyos responsables actuales suponen que al ampliar su control sobre la producción agroalimentaria nacional los corporativos trasnacionales como Monsanto, o nacionales como Bachoco, generarán desarrollo para las comunidades y que de esa forma superarán su pobreza y marginalidad social, económica y tecnológica.

Nuestros entrevistados coincidieron en que estas poderosas firmas agroindustriales sólo se ocupan de ampliar sus negocios y aumentar sus rendimientos de capital, mientras la población rural mexicana “se empobrece más y profundiza su condición de consumidora cautiva de productos industrializados ‘chatarra’, que la mayoría son preparados con harinas refinadas, sales, edulcorantes naturales y conservadores que no nutren sino engordan y enferman”.

Como ejemplos de disparidad objetiva con respecto a las propuestas originales del SINhambre, Suárez, Calvillo y Cruz citaron los acuerdos firmados por Sedesol con las trasnacionales PepsiCo (ocho de abril de 2013), Nestlé (10 de abril de 2013) y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), el 11 de abril de 2013.

“Si se miden los avances de la Cruzada por la llegada a las zonas de marginación de muchas compañías, yo creo que el programa ha sido un éxito en dinamizar el mercado de los proveedores de materiales alimentarios a la campaña del Gobierno, pero no ha sido exitoso en dinamizar la organización de la población para resolver de manera definitiva la pobreza y el hambre”, expuso Cruz Hernández de la AMUCSS.

Beneficiar a grandes empresas

Lo que en apariencia supondría un ejercicio humanista por parte de un puñado de corporativos trasnacionales y las tiendas de conveniencia, autoservicio y departamentales, en realidad es un despliegue de sus apetencias de lucro. El 10 de abril de 2013, Rosario Robles, coordinadora interinstitucional del SINhambre, expresó en referencia al ingreso de las corporaciones a la Cruzada: “no podemos estigmatizar ni satanizar a nadie”. Esto lo dijo precisamente cuando anunció que Pepsico vendería galletas de avena Quaker “a muy bajo precio y nutritivas”.

Por esas mismas fechas, el corporativo internacional Nestlé informó que aportaría 200 mil horas de capacitación en nutrición, y brindaría capacitación en gestión de microfinanciamientos y manejo de microempresas a 15 mil mujeres pobres de zonas marginadas del país.

El gigante corporativo suizo tiene en marcha un plan internacional de fomento de micronegocios, que en el caso de las zonas marginadas mexicanas pueden ser tienditas de abarrotes donde se expendan precisamente sus productos.

Es decir, su supuesto apoyo “altruista” oculta una estrategia de penetración comercial en sitios en los que ahora no tiene presencia por la carencia de medios de conservación, como es el caso de Danone, que requiere de refrigeradores especializados y hasta el momento sólo tiene presencia en el 50 por ciento de las tienditas populares.

Nestlé ha aprovechado muy bien las crisis productivas, económicas, financieras de los países pobres para ampliar sus negocios. En Chiapas, por ejemplo, desde la desaparición del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé) en 1992, se apoderó de las fincas cafetaleras del Soconusco cuando sobrevino la quiebra financiera de miles de productores de café.
A partir de entonces, la empresa suiza convirtió a los anteriores dueños cafetaleros y a sus trabajadores no solo en consumidores cautivos, sino también en esclavos de su cadena productiva industrial en esa región costera de México (colindante con Guatemala) donde elabora clones de café tipo robusta, el insumo barato con que elabora sus marcas de café soluble y una de las sustancias básicas (cafeína) que se usa en la fabricación de los refrescos de cola.

En un análisis de la citada galleta “nutritiva” de la división Quaker de Pepsico, la nutrióloga Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, negó terminantemente que este producto sea realmente “nutritivo y saludable” y aseguró que estos ingredientes básicos sólo son invenciones promocionales para vender dicha mercancía.

Las convenientes imprecisiones en el mercadeo empiezan desde el etiquetado, indicó, donde se induce a pensar que se trata de galletas de avena, aunque en realidad son galletas con avena, dado que se elaboran con una base de harina de trigo y azúcar, a la que se le incorpora harina de avena con mínimas propiedades integrales debido al proceso de refinación; el paquete de seis galletas con avena y pasas de 60 gramos (caso similar al de las barras de piña) contiene 21 gramos de azúcar, equivalentes a cuatro cucharadas cafeteras, con lo que se cubre entre el 57 y el 80 por ciento del límite de azúcar diaria recomendada para un adulto, detalló la especialista.

El máximo de ingesta de azúcar diaria para un adulto es de cinco cucharadas para una mujer y siete para un hombre; el consumo de esas galletas por un niño cubriría entre el 100 y el 133 por ciento de la cantidad de azúcar límite, según cálculos de la Asociación Americana del Corazón, añadió Cabada.

“La cantidad de azúcar que contiene este producto de Quaker es alta, ya que con tan sólo un paquete cubre gran parte del azúcar máxima tolerada para todo el día de todos los grupos de edad; mucho más si se utiliza como una colación. Las colaciones deben estar compuestas por alimentos que nutran al cuerpo, no sólo que llenen el estómago momentáneamente”, aseguró.

Pero además esas galletas contienen 222 miligramos de sodio, un producto que se halla presente en la mayoría de los productos empaquetados. “En la actualidad uno de los principales problemas de salud que observamos en la población es la hipertensión, y el alto consumo de sodio se ha asociado con padecimientos como la presión alta”, resaltó la nutrióloga, quien señaló que el citado producto tiene 21 ingredientes en total, lo que violenta la recomendación del especialista internacional Michael Pollan –autor del estudio The food rules (Las reglas de la comida)– que afirma que un producto alimentario no debe incluir más de cinco ingredientes.

Invitada a México por El Poder del Consumidor, la dirigente de la Coalición Internacional contra el Conflicto de Interés, Patti Rundall, calificó el 14 de abril de 2014 como “un grave error del Gobierno mexicano asociarse con trasnacionales para el proyecto de SINhambre”, porque los corporativos agroindustriales, independientemente de que sus directivos se muestren bien intencionados, amistosos e interesados en procurar el bien social, tienen como “verdadero objetivo ampliar su participación en los mercados” e incrementar sus rendimientos económicos.

Rundall explicó que desde la década de los años 70 la Coalición Internacional que dirige se ha aplicado a boicotear a Nestlé en diversos países “por el daño que sus productos causan a la salud infantil… Por ello causa alarma que se le acepte en países como México; los corporativos nunca deben ser socios en el diseño y aplicación de políticas públicas” aseveró, para luego enfatizar que generalmente sus “desplantes de filantropía” tienen como objetivo burlar los controles gubernamentales en la venta de sus productos “chatarra”. En Brasil, anotó Rundall, la movilización social en contra de Nestlé impidió que ampliara su injerencia en ese país.

La activista internacional comentó que el ofrecimiento de Nestlé de capacitar a mujeres mexicanas en el emprendimiento empresarial no tiene como propósito real abatir las pobreza de éstas, sino ampliar los puntos de venta de sus jugos, galletas y todo tipo de mercancías chatarra, que carecen en absoluto de valor nutrimental.

El director de El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, dijo que a este menú de mercancías “chatarra” en promoción debe añadirse el agua embotellada –PepsiCo y Nestlé tienen sus propias líneas de agua envasada en PET– cuya demanda es muy amplia en zonas de alta marginación social, precisamente porque no hay servicios de agua potable, que deberían ser prioridad para el gobierno federal.

Otro de los acuerdos severamente criticados al SINhambre fue el que suscribió Rosario Robles el 11 de abril de 2013 con los centros comerciales afiliados a la ANTAD, mediante el que dichos almacenes ofrecerían paquetes de alimentos básicos “más baratos” en los 400 municipios beneficiados por el programa y, asimismo, ayudarían a “publicitar también el esfuerzo por la nutrición que tiene la Cruzada”.

Este convenio, sin embargo, se ha visto cuestionado por la misma realidad económica del país, porque la mayoría de las comunidades rurales beneficiadas por SINhambre se hayan distantes de las tiendas de la ANTAD y las más próximas a aquéllas –las tiendas de conveniencia OXXO y las Bodegas Express de Aurrerá– tienen como objetivo prioritario instalarse en las cercanías de las conocidas tienditas y mini súperes (donde se venden precisamente los productos agroalimentarios de las trasnacionales) para aplastarlas comercialmente.

Productores en la ruina

“En el medio rural –donde se concentra la marginación– lo que se necesita es impulsar el desarrollo, que haya acceso a la tecnología para aumentar los rendimientos, a créditos para poder incluir paquetes de fertilizantes orgánicos y prácticas que permitan aumentar la productividad del maíz, frijol, de la calabaza, de las milpas; también la gente se dedica a criar chivos, cabras, borregos; tienen traspatios, es decir, hay economías locales que están sumamente pauperizadas y sin apoyos, entonces la pregunta es:

¿En qué se invierten los recursos de la Cruzada? ¿A hacer negocio con capitales externos o a generar capacidades locales y regionales para generar alimentos? Éste es el principal problema de la Cruzada, que se están llevando negocios desde afuera”, resaltó la especialista en desarrollo rural Isabel Cruz.

“Las empresas agroalimentarias trasnacionales están aumentando sus utilidades; no importa que los precios pagados al productor por sus materias primas sean más bajos que en los mercados internacionales; y por el otro, esta caída que tenemos en los precios de las materias primas no se reflejan en la caída de los precios de los productos finales al consumidor; aquí estamos teniendo la omisión y complicidad del Gobierno respecto a este comportamiento especulativo, y por el otro, tenemos que las economías del sector agroalimentario están monopolizadas por unas cuantas empresas que obtienen ganancias extraordinarias a costa de la carestía que sufren los consumidores y la depresión de los precios a los productores”, resaltó a su vez, Víctor Suárez, director ejecutivo de la ANEC.

Sobre el agravante del actual desequilibrio de las finanzas públicas, debido a los recortes presupuestales, a la crisis de los precios petroleros y a la variabilidad de la paridad peso dólar, dijo: “En lugar de resolver el problema del hambre, lo más probable es que ésta se profundice con un aumento de la pobreza por la caída del crecimiento económico; la caída de los salarios, de los ingresos de los productores; por el incremento de los precios de los alimentos y bienes y servicios, todo lo que incrementa la desigualdad; esto no puede ocultarse a pesar de la propaganda en torno a SINhambre”.

Suárez resaltó que la instalación de comedores populares de SINhambre tiene su impacto mediático, y quizá eventuales resultados electorales, pero también abre camino a los negocios de los alimentos y bebidas, aunque la población en alto grado de vulnerabilidad no resuelva su problema alimentario de manera sostenida, porque no hay un desarrollo paralelo de las comunidades, sino que además prevalece la desnutrición, la obesidad y los padecimientos conexos como la diabetes y la hipertensión, mientras se carece de una educación que incluya el objetivo de que puedan sostenerse económicamente de manera independiente, por medio del trabajo.

La pobreza aumenta

Los números son contundentes y sustentan que la pobreza no se ha reducido en México, porque no hay crecimiento económico sostenido y, por lo mismo, se carece de las ofertas de empleo requeridas para satisfacer la demanda de 1.5 millones de plazas anuales más el rezago acumulado, para lo que se necesita de un crecimiento de por lo menos el 7.5 por ciento anual. Entre 2003 y 2013 el crecimiento anual promedio fue del 1.2 por ciento, con una creación de no más de 400 mil empleos anuales, sin considerar que muchos de estos “nuevos empleos” son actividades informales cuyo titular es integrado al padrón del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Entre 2006 y 2010, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el número de pobres en ingresos aumentó de 45.5 millones a 57.7 millones de personas, en tanto que la pobreza “multidimensional”, que integra ingresos, alimentación y patrimonio, fue de 52 millones de personas, lo que representó cuatro millones más que en 2008.

Consultado al respecto, el doctor José Luis de la Cruz Gallegos, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A. C., dijo: “Independientemente de la metodología utilizada (para medirla) la pobreza es innegable y representa uno de los desequilibrios sociales que México debe solventar”. Según lo expuesto a buzos por el especialista, ese aumento de la pobreza lleva aparejado un aumento de las personas en pobreza alimentaria, cuya cantidad en 2010 se acercaba a los 30 millones de mexicanos, dato que pone de relieve lo limitado del SINhambre, que está dirigido (focalizado) a 7.4 millones de mexicanos con problemas de alimentación.

En la conversación, el doctor De la Cruz expuso: “Si bien el incremento de la pobreza constituye un aspecto que debe ocupar los esfuerzos y estrategias de las autoridades de los tres niveles de Gobierno, también lo es el hecho de que el número de personas con restricciones para alimentarse esté aumentando de manera sistemática; de acuerdo a la medición por ingresos en 2010; según medición del Coneval, los mexicanos que se encontraron en pobreza alimentaria superó los 21.2 millones; es decir, 6.5 millones más que en 2006. La cuantificación oficial de pobreza multidimensional indica que 28 millones de mexicanos sufrieron de carencia por acceso a la alimentación en 2010, 4.2 millones más que en 2008.

“En el periodo comprendido entre 2001 y 2012 se destinaron más de 500 mil millones de pesos del Gobierno federal al desarrollo social y, contrario a lo esperado, el flagelo de la pobreza y el hambre continuó avanzando. Por lo tanto, el problema inicial a superar no será la falta de presupuesto; en realidad la dificultad radicará en la eficacia de los programas para reducir la pobreza”, indicó.

“Las producciones locales tienen un perfil que ha sido capaz de dar alimento a la población de las regiones más pobres, y es importante que esas capacidades se aprovechen y se incrementen”, anotó de la Cruz, quien sugirió la creación de un programa específico para alentar la autosuficiencia alimentaria, tomando como base el maíz blanco, frijol, arroz, entre otros productos alimentarios básicos.

“A partir de esto, agregó, pueden producirse alimentos procesados, manufacturados, que en un momento dado pueden comercializarse no solo en México, sino en otros lugares del mundo, porque es ahí donde está la posibilidad de elevar el nivel de riqueza, y esto nos daría cierta salvaguarda ante esta volatilidad de los precios de los alimentos y de la especulación que se está dando a nivel internacional”

De la Cruz dijo que este programa, por ejemplo, podría implementarse mediante la creación de cooperativas campesinas agroindustriales u otro tipo de organizaciones comunitarias con amplia tradición social en el país.

Barril sin fondo

De esta manera puede entenderse que aplicar un proyecto como SINhambre en el marco de las acciones contra la pobreza, es como tratar llenar con agua un barril sin fondo, porque se procuran alimentos a la población más marginada pero sin fomentar su desarrollo comunitario, por lo que el problema de sustentación se mantiene sin resolver y, peor aún, se profundiza porque se generan nuevos pobres en el país y se ensancha la brecha de las desigualdades, todo ello debido a la falta de crecimiento de la economía y la emergencia recurrente de crisis, como la financiera que hoy se avista en el país.

Teresa Hernández Barrera, de 34 años de edad, quien labora en el comedor comunitario 171, localizado en la avenida Morelos No 577 bis, colonia Magdalena Mixhuca, expresó a buzos sus dudas sobre la permanencia del programa para abatir el hambre.
“Ahorita es una ayuda, pero se está acostumbrando a la gente a comer fácil. ¿Qué va a pasar cuándo ya no haya programa o cuándo dejen de darnos?”.

Informó que el comedor recibe un promedio de 250 comensales diarios de todas las edades y que quienes predominan son las personas de la tercera edad. “Estos comedores son fruto del impuesto del pueblo, pero mucha gente no sabe que puede pasar a consumir sin mucho trámite; sólo te anotas y pagas tus 10 pesos”.

Reveló que hasta el momento no se han presentado contratiempos en la entrega de aceite, arroz, frijoles, lentejas, tortillas, jarabes para el agua, latas de atún y soya, además de los postres galletas o barras de amaranto que semanalmente abastece la delegación por medio de un promotor, que hace chequeos constantes sobre sus necesidades e inquietudes. “Lo peor que puede pasar es que no lleguen a tiempo, pero echándoles una llamada vienen”, señaló.

–¿Y con eso cubren bien las comidas de todos sus comensales?
–Sí, nosotros nada más completamos lo de las verduras, la carne u otras cosas que se ocupan, con los 10 pesos que dan de cooperación los comensales. Además, de ahí también agarramos para los sueldos de los ayudantes. Comenzamos a laborar a las 9 de la mañana y abrimos las puertas a las 22 hrs. Todos los comedores tienen ese horario. Y la comida es a las 13 hrs y cerramos a las 15 hrs.

Hernánez Barrera entrega mensualmente un informe a sus promotores: cuántas personas fueron, cómo ocuparon los productos “para que no haya un doble uso de eso, porque en algunos comedores se ha descubierto que los administradores venden los productos en vez de ocuparlos para hacer las comidas y terminan cerrándolos”
Acerca de este tipo de hechos, buzos, por ejemplo, observó que el Comunitario 042, ubicado en la calle Emiliano Zapata No. 9, colonia Ampliación Caracol, delegación Venustiano Carranza, fue movido de lugar en al menos dos ocasiones y finalmente fue cerrado.

Cruzada electorera

La Cruzada contra el Hambre fue concebida para beneficiar a 7.4 millones de personas que habitan 400 municipios del país, que forman parte de la totalidad de los pobres “multidimensionales” los que, se indicó, fueron elegidos con “criterios técnicos”. La mayoría de los municipios son fundamentalmente urbanos y no básicamente rurales, donde se concentra el mayor grado de marginación social del país.

“La clasificación de los 400 municipios (entre los dos mil 500 del país) en los que se aplicaría el SINhambre, fue muy discrecional, y con una clara intencionalidad político electoral”, dijo al respecto Víctor Suárez de la ANEC.

Resaltan las disputas que los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) plantean contra el clientelismo político del PRI, hecho que se evidenció de manera clara y prematura en la capital del país, donde el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, rechazó en abril de 2013 beneficiar a la capital de la República con la Cruzada Nacional contra el Hambre, pues el perredismo posee el Gobierno central y la mayoría de las 16 jefaturas delegacionales.

Desde la perspectiva de Mancera, el fondo de la estrategia del SINhambre está abocada a atraer votos al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y tal hecho no puede ser posible en el Distrito Federal porque el Partido de la Revolución Democrática (PRD) tiene sus propios “comedores populares” y sus programas para “adultos mayores “y “mujeres jefas de familia”, que se aplican desde la administración del jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador.

No obstante los desacuerdos entre Sedesol y el Gobierno del DF en esta materia, el proyecto SINhambre se puso en marcha en la capital en 2013 y actualmente opera en nueve de las 16 delegaciones, a pesar de que ya está en marcha el proceso electoral federal y local de junio de 2015 y de que el GDF no tienen firmado el Acuerdo Integral para el Desarrollo Social Incluyente con la Sedesol.

A partir de junio de 2013, la Sedesol estableció los acuerdos correspondientes con los gobiernos de 31 estados del país, excepto del DF, aunque los programas comenzaron a aplicarse en las delegaciones Tlalpan, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón, que se incluyeron –sin haber acuerdo de coordinación– en el decreto presidencial que dio forma legal al SINhambre, a las que posteriormente se sumaron otras demarcaciones como Xochimilco, Venustiano Carranza, Tláhuac, Cuauhtémoc y Coyoacán.

En ellas se pusieron en marcha los subprogramas de Desarrollo de Zonas Prioritarias; Adultos Mayores; Estancias Infantiles, Seguro de Vida para jefas de Familia y Empleo Temporal.

En abril de 2013, la dirección nacional del PRD, entonces encabezada por Jesús Zambrano, acusó públicamente la presunta existencia de operadores del PRI dentro de la Sedesol, por lo que se tenía la fundada sospecha, indicó aquél, de que la Cruzada se usaría con propósitos electorales en favor de ese partido; de hecho, el 13 de mayo de 2013, la dirigencia perredista denunció ante la PGR a la secretaria Rosario Robles por el presunto uso electoral de los programas sociales; el 17 de abril de 2013 hizo lo mismo la dirección nacional del PAN, denunciando específicamente que 57 funcionarios de la Sedesol habían incurrido en el desvío de recursos federales de los programas sociales para financiar campañas electorales del PRI en Veracruz.

El modelo es el obstáculo

“Si no hay crecimiento, si no tenemos empleo, si no hay dinamismo económico en el país, ningún programa, ni siquiera éste de SINhambre, es sostenible, porque depende de trasferencias públicas crecientes, y por ejemplo, hoy, las transferencias se están reduciendo por el recorte al presupuesto –de 124 mil 300 millones de pesos–, “dijo a buzos Isabel Cruz, dirigente de la AMUCSS.

“La campaña de poner comedores e introducir galletas y cierto tipo de alimentos no necesariamente tiene una conexión con la cultura local, con la capacidad productiva local, le da una vulnerabilidad muy grande al número de beneficiarios que hayan logrado, el cinco, el 10 o el 15 por ciento; lo que ellos digan, se los creemos, pero el problema no es el porcentaje de gente que en algún momento le han puesto un plato enfrente con el acceso a un comedor; el problema es la viabilidad de mantener esa condición, eso es lo que va a resolver de fondo el problema del hambre”, indicó.

Cruz Hernández resalta sobre todo el manejo equívoco y mal intencionado de la información, porque se presenta de tal forma que parece que realmente estuviera desvaneciéndose la pobreza en México. En este sentido, Víctor Suárez, de la ANEC, expuso que al final de cuentas se trata de otro programa similar a los aplicados desde la creación del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), luego Oportunidades y hoy Prospera, programas que resultaron muy focalizados. En el mismo caso está SinHambre, destinado a 7.4 millones de pobres, pero resulta “muy limitado porque en el país hay 30 millones de mexicanos que padecen pobreza alimentaria, y más del 70 por ciento de mexicanos que están en condiciones de pobreza”.

“El hecho de que no haya crecimiento económico, no haya mejoramiento en el nivel de salarios, no haya un mejoramiento en el nivel de precios pagados al productor y que al mismo tiempo haya un incremento de los precios de los alimentos, hace que el esfuerzo de la Cruzada se nulifique, y el hecho es que no disminuye el número de personas en pobreza alimentaria y en pobreza en general, porque se sigue manteniendo el mismo modelo económico (neoliberal) que en 30 años ha demostrado que produce desigualdad, estancamiento económico, que no genera empleos, no mejora el ingreso de los productores y de los trabajadores”, afirmó.