Crónicas de un país que ya no existe

**Jon Lee Anderson es uno de los periodistas más importantes en la actualidad, reúne sus crónicas sobre la caída de Gadafi y el desmoronamiento de Libia en un libro que publica primero en español


Crónicas de un país que ya no existe

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2015, 09:30 am

Los países desaparecen. Colapsan. Y las consecuencias son peligrosas para el resto del mundo. Después del colapso de la Libia de Gadafi, miles de jóvenes huyeron a Siria, donde se encontraron con, por ejemplo, el Estado Islámico en el que hoy militan y que han traído de vuelta a territorio libio.

Jon Lee Anderson, uno de los más importantes periodistas literarios contemporáneos, hizo la crónica de la caída del dictador Libio y después el desmoronamiento del país para The New Yorker.

Ahora, la editorial Sexto Piso reúne las crónicas con un prólogo del autor y las publica por primera vez juntas. En español antes que en inglés.

En forma de libro se leen, dice Anderson, “como un ejemplo de una tajada de la contemporaneidad, una especie de gesta histórica que se hace comprensible aunque es de un lugar lejano. Porque Libia podría ser cualquier sociedad”.

Hace unas semanas, conversé con el periodista estadounidense sobre los peligros que una Libia colapsada. entraña para el mundo. Aún no sucedían los ataques del Estado Islámico sobre París, pero en la conversación había ya una advertencia sobre su crecimiento.

Aquí unos fragmentos de la conversación:“Sucede que en Libia no había un país –dice Anderson–, había Gadafi, y Gadafi había rehecho a su semblanza lo poco que había sido el país. Durante 42 años había coaccionado a una población entera para, esencialmente, acurrucarse con él en la cama”.

“El país era como los hijos de un padre pederasta o pedófilo, que los tienen en el sótano. Lo odian, lo aman, tienen relaciones, son capaces de matarlo. Era un poco así. Es la perversión de la tiranía perfecta; es obligar a tus víctimas a ser tus cortesanos también”.

La muerte de Gadafi fue la de Libia. “Ahorita no tiene futuro, es un país que va al desagüe”.

El territorio libio, advierte Anderson, es fértil para la lucha yihadista: “Hay un componente libio importante en todo esto. Ya había ahí ex Al Qaeda; hay gente en el gobierno actual en Libia que peleó con Bin Laden contra Estados Unidos. Yo hablé con uno, el viceministro de Defensa, que había estado en Guantánamo. Estos son los moderados, e ISIS está en control de Sirte y Derna. El único lugar donde ISIS tiene territorio además de Irak y Siria es en Libia.

“Y el mundo occidental no sabe qué hacer con el desastre: todo esto se maneja en el trasfondo, en el detrás del telón político, en muy altas esferas. En la última cosa que escribí, hablo muy de cerca con el presidente francés y de los servicios de Inglaterra y de los Estados Unidos. Saben que ellos son los responsables y esperan que nadie se dé cuenta. Están cagados porque tienen a Siria y ahora aquello es como la tormenta perfecta. No estamos hablando de las decenas de miles de personas que se van todas las semanas desde Libia, porque los de Siria han colapsado Europa. Esa es la historia mayor, pero ¡ojo!, también hay muchos que se van de Libia, y el mayor de todos los naufragios fue en abril pasado, 700 a bordo. Muchos han muerto. No han encontrado a ninguno”.

Anderson se pregunta por qué las potencias occidentales no presionan a Turquía:

“Habría que preguntar a Erdogan: ¿cómo es que los yihadistas que quieren entrar a Siria pasan a Turquía? ¿Y como es que toda la gente de Siria que se va a Europa pasa por Turquía? ¿Cuál es el papel turco aquí? Son nefastos los turcos; para mí son muy nefastos. Han jugado un papel asesino para su beneficio, para sus intereses. Ellos ven en esto su posible empoderamiento. Se sienten muy frágiles, son muy neuróticos, porque han perdido un imperio apenas hace 100 años. Luego tienen su manejo con los kurdos y los kurdos comienzan a ponerse fuertes; sospechan entonces que Occidente está aliado con ellos. ISIS, yo no llegaría a decir que es el caballo de Troya de Erdogan, pero ayudó mucho a que se potenciara. Y no me sorprendería si un día logramos saber que financió hasta lo de Charlie Hebdo, y nadie estaba diciendo nada sobre los que pasaban por Turquía.

“Y luego: ¿por qué territorio pasan los refugiados antes de llegar a Serbia, Hungría, etcétera? ¿Y quién los despacha? Turquía. Si es un Estado de seguridad, ¿cómo es que ellos llegan por cientos de miles y se van? ¿A dónde? “Europa, ustedes que me joden a mí, que no me querían como miembro, ¡jódanse! Tómenlos: aquí no se quedan pero ahí sí.

“El tipo, Erdogan, es nefasto y se ha metido mucho en Libia. Él juega con los grupos islamistas que están en control del puerto de Misrata y él es el poder detrás del grupo que gobierna en Libia. Ellos alegan que no son extremistas, pero admiten que están en alianza con los extremistas, que están peleando con los grupos en Bengasi, en el Este, que están financiados por Arabia Saudita.

“Es un juego de ajedrez muy feo, y mientras tanto los pobres y amedrentados del mundo aprovechan para pasar y también son victimados. Europa y Estados Unidos no han tenido respuesta a esto y ahora entra Putin”.