Crónica de un asesinato en Guerrero, ¿otra muerte impune de un antorchista?

Tomado de la revista Buzos de la noticia


Crónica de un asesinato en Guerrero, ¿otra muerte impune de un antorchista?

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2015, 11:00 am

La noche del pasado miércoles 4 de noviembre Florián Reyes Rafaela descansaba junto a su esposa María del Rosario Morales Organista en su casa de la colonia Nueva Revolución, ubicada en el sur-poniente de Chilpancingo, Guerrero, cuando alrededor de las 20:30 un grupo de ocho personas armadas irrumpió en su hogar, lo encañonaron, lo sacaron y se lo llevaron con rumbo desconocido a bordo de dos vehículos marca Tsuru.

De inmediato los colonos, informados por doña Rosario de lo que había ocurrido, denunciaron ante las autoridades policiales municipales y estatales que su dirigente, también integrante del Movimiento Antorchista (MA), había sido "levantado" por desconocidos, quienes desde la tarde de esa misma jornada habían estado merodeando en la Nueva Revolución en espera de cometer el atentado.

Al día siguiente, la mañana del jueves 5, los medios de comunicación informaban que una persona –como cotidianamente ocurre en Chilpancingo– había sido hallada sin vida cerca de la presa del Cerrito Rico, en las inmediaciones de la colonia Suspeg, en el norte de la ciudad, mientras se intensificaban los rumores y las sospechas de que dicha víctima podía ser Florián Reyes, asesinado cobardemente durante la noche.

Esa mañana, don Florián, de 51 años de edad, se había despedido de María del Rosario –embarazada de ocho meses– para continuar ante las oficinas gubernamentales las gestiones que valientemente encabezaba a fin de regularizar el predio donde 100 familias de escasos recursos económicos han edificado sus viviendas y que desde hace años viven bajo la incertidumbre y constantes amenazas de desalojo.

El crimen era político tanto por haberse dado en el marco de la lucha por la regularización de la colonia Nueva Revolución, como por la filiación de don Florián con el Movimiento Antorchista, cuya defensoría social se extendía a otras personas y grupos de varias colonias de la periferia de la capital de Guerrero.

Su asesinato ocurrió también en medio de la ola de violencia criminal que azota a gran parte del estado y que las autoridades quieren sofocar por medio de frases como “Guerrero con orden y paz”.

El líder

Hace aproximadamente nueve años, y con la esperanza de formar un patrimonio, familias de escasos recursos económicos adquirieron mediante el pago en abonos, lotes en el predio que hoy ocupa la colonia Nueva Revolución, donde poco a poco edificaron sus casas.

Con el paso del tiempo, la dueña de los terrenos falleció y los herederos reclamaron el predio como suyo, desconociendo mañosamente la venta de su antecesora e iniciando las amenazas de desalojo que cada vez han sido más frecuentes. En 2012, amenazados por el inminente desahucio, Florián Reyes, dirigiendo a los colonos, solicitó el apoyo del MA para evitar tal atropello.

Ese mismo año, la Secretaría General de Gobierno tomó el asunto en sus manos y logró detener el desalojo, iniciando la integración de un expediente para llevar a cabo una posible expropiación del predio. A la par que se frenó la injusticia, arreciaron los amagos de desalojo y las amenazas de muerte contra los colonos, específicamente contra Florián.

Las amenazas fueron cumplidas entre la noche del 4 y la mañana del 5 de noviembre, dejando dolor, desconcierto e indignación entre su familia, vecinos y el antorchismo guerrerense y nacional, pues don Florián había tomado la decisión inquebrantable de defender a los colonos de la Nueva Revolución para evitar esa injusticia.

El presunto apoderado legal de la parte contraria, Ismael Chavelas, amenazó a los colonos cuando se enteró de los trabajos de deslinde topográfico que se realizan para que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) brinde servicios de agua potable en más de 18 colonias de esa zona, incluida la Nueva Revolución.

Fueron de tal magnitud y tan reiteradas estas intimidaciones, que el MA debió convocar a conferencia de prensa el 29 de octubre para denunciarlas, solicitar la intervención de las autoridades estatales a fin de evitar cualquier agresión violenta contra nuestros compañeros, para que el Gobierno acelerara la integración del expediente que permita la expropiación del predio.

Esta última petición se hizo llegar al secretario de Asuntos Indígenas del Gobierno actual ese mismo día, obteniendo la promesa de que el problema iba a conducirse cuidadosamente en atención a los colonos defraudados. Pero con el asesinato del dirigente del MA en Chilpancingo las cosas han tomado un rumbo diferente.

Según las autoridades municipales existe un convenio entre la gente que reclama la propiedad del predio y el Ayuntamiento, documento que no han mostrado.

Sepultura, dolor e indignación

El cuerpo de don Florián fue trasladado a La Dicha, municipio de Cuautepec, región de la Costa Chica, su tierra natal, donde unas mil personas, entre sus compañeros de organización política, amigos, familiares y gente del pueblo, fue recibido con flores, velas, veladoras, cánticos, incienso, cohetes y la tradicional banda de música de viento que interpretó melodías como "Te vas ángel mío".

El cortejo fúnebre recorrió un el camino de terracería bajo los rayos del sol, para llegar al panteón donde el dolor, el desconcierto y la incredulidad de doña María del Rosario y los padres de don Florián, vieron sus restos bajando a la sepultura, mientras la banda de viento seguía entonando melodías regionales del gusto de don Florián Reyes Rafaela.

Él salió a los 18 años de La Dicha en busca de superación académica. En Chilpancingo, capital del estado, estudió para abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG); sin dejar de tener contacto con sus padres, hermanos y paisanos de La Dicha.

Florián Reyes es recordado por sus sobrevivientes y compañeros antorchistas, como hombre cabal, guerrerense bueno y de principios, se comprometió con las demandas de justicia de las 100 humildes familias de la colona Nueva Revolución, a fin de que éstas puedan regularizar sus predios y tuvieran certidumbre patrimonial.

Desde hace 11 años vivía con la señora María del Rosario y hace nueve años comenzaron juntos a edificar su hogar en la colonia Nueva Revolución. Estaban a la espera de su primera hija, quien nacerá el mes entrante y no conocerá físicamente a su padre, aunque sus hechos hablarán por él.

Antorchistas de Guerrero afirman que "el cobarde asesinato –¡el colmo de la brutalidad en todos los sentidos!– solamente logrará avivar la lucha por la regularización de la colonia Nueva Revolución", pues con la muerte de Florián no sólo agraviaron a su familia y a los colonos de Chilpancingo y de Guerrero, sino también a miles de pobres del país que luchan día a día por mejorar sus condiciones de vida.

El Movimiento Antorchista a Nivel nacional, exige el esclarecimiento del crimen, y que se agilice el proceso de regularización de ese asentamiento humano para que cesen los conflictos que ya cobraron una víctima.