Crecimiento económico y mercado interno

Por Omar Carreón Abud


Crecimiento económico y mercado interno

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2015, 23:14 pm

El Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, dijo hace poco menos de dos meses ante la Convención Nacional de Industriales que México necesita crecer, que "no podemos seguir siendo el país del 2.4 por ciento" (de crecimiento anual del Producto Interno Bruto). Aunque la estimación del señor secretario me parece optimista y no toma en cuenta cómo se reparte en la sociedad la riqueza producida, estoy de acuerdo, México necesita urgentemente crecer más. No hay que ser un economista graduado en las mejores escuelas del mundo para saber que para crecer, para producir una mayor riqueza, es indispensable invertir y tampoco se necesita mucho seso para entender que para que las inversiones se mantengan y reproduzcan, en el sector que sea, tiene que suceder una pequeña e insignificante cosa: los bienes y los servicios producidos tienen que encontrar un comprador.

"Comprador", significa que el interesado tiene que tener en sus manos la vara mágica capaz de conquistar cualquier bien o servicio en cualquier parte del mundo, un equivalente general de todas las mercancías, el poderoso Don dinero que no acepta un no por respuesta. La demanda de mercancías no sirve para nada en términos económicos si es sólo necesidad, para que cuente, para que repercuta en la sobrevivencia y prosperidad de los negocios, tiene que ser una demanda efectiva, es decir, respaldada con dinero.

Para que la economía mexicana crezca, los negocios establecidos o por establecerse, tienen pues que vender, tienen que hacer realidad sus ganancias mediante la venta de las mercancías y servicios que producen. ¿Vender en el extranjero o en el interior del país? Aunque de ninguna manera son excluyentes estas alternativas sino que se complementan, es importante distinguir cuál de ellas es más viable para que la economía mexicana salga del 2.4 por ciento del que habla el secretario de Hacienda. Por lo que respecta las exportaciones, es necesario tomar en cuenta que, aunque en el mundo hay mucha demanda efectiva, también hay muchos y muy poderosos competidores que, o controlan los mercados con su poder político o producen a precios bajísimos muy difíciles de igualar por un país como el nuestro que a ellos, precisamente a ellos, les compra la teconología para producir las mercancías con las que intenta ganarles la batalla.

Nada malo sería entonces que volteáramos a nuestra demanda interna, pero aquí se presenta el pequeño detalle del que hablábamos renglones arriba, ¿qué tan efectiva es nuestra demanda interna? ¿Es factible que salgamos del 2.4 por ciento de crecimiento con la capacidad de compra del consumidor mexicano? México -reportó apenas el Banco Mundial que no es un enemigo del modelo económico sino uno de sus impulsores y defensores más decididos- padece un estancamiento de 20 años en reducir los niveles de pobreza; en México, añadió, existen 23.1 millones de personas que no pueden comprar la canasta básica alimentaria, la cantidad más elevada desde 1988 y, en la llamada "pobreza moderada", se encuentran 61.4 millones de mexicanos, la mayor cantidad desde 1996. ¡Son datos del Banco Mundial! organismo que podría exagerar cualquier otra cosa menos el infierno en el sumen a sus habitantes los países con el sistema de libre mercado.

¿Podría siquiera decirse entonces que vamos mejorando en los últimos años? Nada de eso. Sépase que de acuerdo con la misma fuente, de 2004 a 2012, el ingreso del 40 por ciento de la población de menos recursos creció solamente 1.2 por ciento anual, o sea, nada; México ocupa en este renglón el lugar 16 de 17 países latinoamericanos, casi el peor, pues todos los demás lograron durante los años recientes mejoras significativas en el ingreso de su población que México no tuvo. Muy desalentador para los negocios; una demanda efectiva que ni siquiera puede comprar lo indispensable para comer. Y para acabarla de fregar, los trabajadores mexicanos no sólo perciben uno de los salarios mínimos más bajos del mundo sino que, además, según la OCDE, soportan una carga fiscal mayor que los trabajadores de ingresos medios, lo poco que les pagan se los quita el Estado.

En Michoacán la situación es igual o peor. Según declaraciones recientes del investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Heliodoro Gil Corona, el 71.8 por ciento de la población económicamente activa (PEA) sobrevive en la informalidad laboral, el ingreso promedio de los trabajadores michoacanos es de 4 mil 500 pesos que equivalen a 2.20 salarios mínimos o 150 pesos diarios que no alcanzan ni siquiera para comprar la canasta básica alimentaria y no alimentaria que tiene un costo aproximado de 165 pesos diarios y, por si no fuera ya suficiente, hay 64 mil desocupados que no tienen absolutamente ningún ingreso. El investigador nicolaita precisa también que se necesita crear 64 mil plazas laborales formales cada año y que en los últimos ocho años sólo se han generado mil cada año. Una demanda efectiva muy débil, casi inexistente.

Así ¿qué inversiones van a sostenerse y prosperar? Parece que el capitalismo mexicano tiene un enemigo muy poderoso: el capitalismo mexicano. Se está haciendo el harakiri, se está ahorcando con su propia soga. En México se ha decidido -porque se trata de decisiones que se toman- seguir una política de bajos salarios (que se justifica diciendo que están atados a la productividad), el negocio prospera, se ha creído, en donde el precio de la fuerza de trabajo es diminuto, ahí es el sitio al cual llegan las inversiones y se crea riqueza pero se pasa por alto el pequeño detalle de que el inversionista pagador de bajos salarios, cuando lleva su mercancía al mercado se encuentra con trabajores de otros inversionistas que también son pagadores de bajos salarios (o trabajadores informales o que de plano no tienen trabajo) cuyos ingresos no les alcanzan para pagar las mercancías que él ha producido y no vende y no hace negocio. La economía es una unidad y, podría decirse, escupir hacia arriba tiene sus consecuencias.

Los candidatos de todos los partidos recorren el país y el estado. No obstante, no he escuchado ningún planteamiento serio acerca de cómo van a hacer para que la economía crezca. El problema está ahí: no hay inversión porque la demanda efectiva está postrada. ¿Cómo se le va a hacer para que los que no enuentran compradores los encuentren? ¿Cómo para que tanto pobre, incluidos los de la pobreza moderada, dejen de ser pobres y se incorporen a una vida digna y a una demanda efectiva de bienes y servicios? Si no suben los salarios, no habrá demanda efectiva para que la economía crezca pero sí habrá, se lo aseguro, un crecimiento explosivo de la pobreza, de la ignorancia y con ellas, de la irritación social y su forma más destructiva, la violencia homicida en todas sus manifestaciones ¿Qué se prefiere?