Crecen como hongos las ciudades perdidas en E.U.

**En California, Seattle, Tennessee, en Florida y a todo lo largo y ancho de ese país, surgen incontables asentamientos de gente que se quedó sin casa y sin trabajo. **Una de estas “shantytowns” formada por casas de campaña debajo del puente Manhattan en la ciudad de Nueva York, fue arrasada recientemente por la policía.


Crecen como hongos las ciudades perdidas en E.U.

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2010, 14:17 pm

Reportaje de Froilán Meza Rivera

FRESNO, California— Las “tent cities” o “ciudades campamento”, que son una moderna reminiscencia de las llamadas “Hoovervilles” (ciudades perdidas) de la época de la Gran Depresión, están floreciendo en ciudades de los Estados Unidos, desde Nueva York o Reno en Nevada, hasta Tampa en Florida. Su surgimiento es una consecuencia directa de la severa crisis económica que alcanzó, en las últimas cifras dadas a conocer en octubre de 2010, un 9.6 por ciento de desempleo de toda la fuerza laboral.

Las clases trabajadoras están siendo expulsadas de sus casas, y muchos toman la opción dolorosa de acampar en la calle o en parques. Es que no han sido capaces de pagar las desmedidas tasas de interés que se les impusieron para sus créditos hipotecarios, y si bien el gobierno estadounidense acudió al rescate de las dos más importantes empresas en su ramo: el Citibank, otrora el más poderoso banco de esta nación, y la gigantesca multinacional General Motors, no ha hecho igual con las capas de obreros y empleados recientemente damnificados con esta crisis.
Se trata de algo sin precedentes en los tiempos de posguerra. Si bien Paul Stack, el director de operaciones de un centro para los desamparados aquí, está acostumbrado a ver gente sin fortuna, lo que a él nunca le había tocado ver, es a gente viviendo en tiendas de campaña. Apenas a unos centenares de metros de distancia del centro de la ciudad de Fresno, los “sin casa”, los desamparados, se agrupan en una especie de colonia perdida en los patios de los ferrocarriles.

Algo así parece impensable en un país de tanta riqueza y que se precia de estar muy por encima de las miserias en que viven los pobres de otras latitudes. ¿Favelas, ciudades perdidas en los Estados Unidos?

“De repente surgieron, como si salieran de la nada, hará unos dos años”, dijo mister Stack. “Un día, el lugar estaba vacío, al siguiente ya había gente viviendo aquí”.

Igual que una docena de ciudades, acaso más, en éste el país de la abundancia, Fresno está lidiando con un remanente de los años treinta, el resurgimiento de las “Hoovervilles”, o ciudades perdidas de la época del presidente Hoover. Si el lector se toma la molestia, encontrará fotos y referencias a estas “cartolandias” del pasado, de las cuales la más famosa era una que la gente sin casa y sin trabajo instaló en pleno Parque Central de Nueva York en aquellos años de la mayor depresión económica de que se tenga memoria, sin contar la época de la Guerra Civil.

LAS SHANTYTOWNS DEL PASADO

Tal vez el carácter de estas ciudades perdidas y de los desamparados que las ocupan cambie poco a través de las generaciones. Pero el episodio reciente del campamento que fue arrasado por la policía debajo del Puente Manhattan en la ciudad de Nueva York apenas el 18 de agosto del 2009, recuerda dolorosamente la “Hooverville” de chozas de cartón y madera que se estableció en pleno Parque Central entre 1931 y 1933.

¿Por qué “Hoovervilles”? Fue el nombre que les asignó el pueblo a estas ciudades perdiadas, en burla y como una venganza colectiva hacia el presidente Hoover, a quien tocó la mayor quiebra de la economía hasta entonces.

El “crash” de la Bolsa de Valores de octubre de 1929, fue el grito de alarma y el detonante de la serie de quiebras que sucedieron en los meses posteriores, en empresas de todas las ramas productivas. En el Parque Central, el llamado Great Reservoir, que era una gigantesca represa para agua potable, fue drenada y sirvió así ya seca, para que se asentaran ahí las personas que se quedaron sin trabajo y sin posibilidad de seguir pagando sus alquileres.

De acuerdo al libro “El parque y el pueblo: una historia para el Parque Central”, escrito por Roy Rosenzweig y Elizabeth Blackmar para la Cornell University Press en 1992, a fines de 1930, unos pocos desamparados habían instalado ahí un campamento informal pero fueron prontamente desalojados por la policía.

En la medida en que la Depresión se agravó, creció la simpatía del público hacia aquéllos que se iban a vivir al parque. En julio de 1931, un juez suspendió las sentencias de 22 personas desempleadas que habían sido juzgadas por dormer en el Parque Central, y él mismo les entregó 2 dólares de su bolsa a cada uno de estos individuos.

En noviembre de ese mismo año, el Albergue Municipal registró una cifra récord de 3,853 hombres en una sola noche.

DE COSTA A COSTA, PROLIFERAN

Al propio presidente Barack Obama le preguntaron en una conferencia de prensa a este respecto, y su respuesta fue que “el hecho le había roto el corazón” y que “no era aceptable para los niños y familias estar sin un techo sobre sus cabezas en un país tan rico como el nuestro”.

En lo más álgido de una crisis de vivienda, las “tent cities”, o “ciudades campamento”, como las llaman allá, han florecido en algunos sitios de California.

Estos asentamientos, que inicialmente estaban habitados por los desamparados de siempre, han sido reforzados con la llegada de las nuevas víctimas de la crisis financiera e hipotecaria que dejó de repente a miles sin trabajo y sin posibilidad de seguir pagando su casa con los ahora inalcanzables créditos hipotecarios. Esto está sucediendo también en lugares tan disímbolos como Nashville, Tennessee, Olympia, Washington y Saint Petersburg, Florida.

En Seattle, Washington, los residentes de un campamento de cien personas, le llaman “Nicksville”, en una agria referencia al alcalde Greg Nickels. Otra “ciudad campamento” en Sacramento California, apuró al gobernador Arnold Schwartzenegger, a anunciar un plan para trasladar a su población, que totaliza 125 personas, al local de una feria en las cercanías. Esto sucedió poco después de que el popular show televisivo de Oprah Winfrey (un programa de entretenimiento y entrevistas), expusiera al aire en cadena nacional y en horario estelar, las miserias de estas personas.

En Fresno, el problema es complejo, porque a los desamparados de siempre se les unen masas de trabajadores agrícolas que cada temporada son desempleados una vez que terminan las cosechas. Pero en el lapso de los últimos dos años, la recesión ha extendido sus redes y ha atrapado a una nueva casta de “homeless”, gente que se queda sin casa a resultas de la crisis financiera e hipotecaria.

ESCAPARATE QUEBRADO

La prensa da cuenta de que se trata por igual de vagabundos que viajan de “rait”, como de choferes de camiones de carga, o de electricistas. No son, en este caso, descastados o parias, ni elementos del lumpenproletariado, sino miembros en activo de la clase obrera. “Éstos son personajes hábiles y capaces, que hacen labores diarias por un salario mínimo o major, quienes fueron capaces hasta hace poco de proporcionarse a ellos y a sus familias una vivienda de acuerdo a sus ingresos”, dijo Michael Stoops, el director ejecutivo de la National Coalition for the Homeless (la Coalición Nacional para los Desamparados), que es un grupo de gestoría con base en Washington.

Tanto en números como en la clase de habitantes, las nuevas ciudades perdidas no igualan a las “Hoovervilles” de los años 30. Pero el simbolismo es poderoso, y la difusión en la prensa le “pega” al orgulloso sistema social y económico de los Estados Unidos, sobre todo en imagen. Un fenómeno tan masivo como éste no puede pasar inadvertido para la prensa, ni para el público lector de periódicos ni para la audiencia de las cadenas televisivas.

Tampoco los automovilistas en Fresno que pasan por los patios del ferrocarril, ni todos quienes en este país son testigos de la regresión social que implica la falta total los servicios públicos en esos sitios de vergüenza, pueden simplemente transitar por ahí y salir como si no hubieran visto nada. Es que se trata, ni más ni menos que del país más rico de la tierra, y sus ciudades son el escaparate del sistema que mantiene funcionando a éste y a la casi totalidad del resto del planeta.
(Nov. 29, 2010)