Coronado: joya histórica de Chihuahua en extinción

**Un panteón tricentenario con restos óseos expuestos, sólo resguardados por enjambres de abejas, haciendas con tesoros enterrados, majestuosos templos que sirvieron de ruta de escape a los bandoleros y arte sacro.


Coronado: joya histórica de Chihuahua en extinción

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2017, 17:59 pm

Por Heidi Rodríguez/ Cambio16

Un panteón tricentenario, tesoros enterrados, templos con túneles subterráneos, catacumbas y arte sacro de tres siglos son el ‘menú’ patrimonial del Municipio.

Villa Coronado, Chih.- A 332 kilómetros hacia el sur de la capital, la historia de Coronado nace en 1723 con la fundación de la Hacienda del Río Florido y es así como la relativa lejanía del valle permitió preservar casi milagrosamente verdaderas joyas históricas, que de no rescatarse pronto se extinguirán en el olvido.

Un panteón tricentenario con restos óseos expuestos sólo resguardados por enjambres de abejas, haciendas con tesoros enterrados, majestuosos templos que sirvieron de ruta de escape a los bandoleros villistas y arte sacro, forman el menú patrimonial de Villa Coronado.

La Hacienda del Real de Guadalupe Bagües es una de las más antiguas y extensas del estado, por ello albergó un panteón con lápidas fechadas desde 1700, bordeado por altos muros, un lobby como recepción y un amplio jardín, como constatamos en el recorrido.

Desde el centro del cementerio gobierna una estructura piramidal donde introdujeron nichos en orden descendiente según los alcances económicos de los difuntos, explicó el encargado de Promoción y Difusión del Ayuntamiento de Villa Coronado, Óscar Roacho Balderrama.

Una especie de silo abierto pero adornado en sus bordes, permite la entrada de la luz solar para iluminar el centro en donde yacen esparcidos una serie de restos óseos humanos de diferentes partes del cuerpo como los fémurs.

“Lo que vemos sobre el nivel del suelo es apenas la mitad, hay más niveles hacia abajo, enterrados ahora por la tierra que se ha acumulado con los años porque no se ha protegido, pero se estima que el tamaño total sería el doble”, manifestó Óscar.

Alrededor del monumento piramidal subsisten varias lápidas centenarias con epitafios labrados en piedra natural poco legibles por su deterioro, otros ataúdes también de roca, fracturados por la intemperie que incluso permitió que huesos de al menos dos siglos emergieran a la superficie.

El tiempo y las abejas han sido sus únicos guardianes, vigilando las bastas llanuras hasta colindar con Durango, zona minera y por tanto plagada de riquezas minerales como el oro y la plata.

“Todas estas fueron tierras de revolucionarios y se sabe que hay mucho dinero enterrado en esta región, tesoros de centenarios y pepitas de oro, desde antes de la Revolución Mexicana. Más allá de la leyenda, aquí sí ha habido personas que encontraron grandes cantidades de oro y gente ha seguido escarbando”, afirmó el funcionario.

Refugio de Juárez
Tres siglos de civilización han hecho que Coronado fuera sido refugio de personalidades históricas como el presidente Benito Juárez García, quien inmortalizó un poste de alumbrado público cuando reposó sobre él en su ruta hacia Paso del Norte, por la calle 5 de Mayo, al igual que la iglesia de San Francisco Javier, que usó de estancia el 29 de septiembre de 1864 y una placa conmemora el suceso.

“Estamos gestionando recursos de fondos nacionales y estatales, para invertir en restauración, promoción y difusión de espacios culturales porque estamos muy rezagados en eso a pesar de ser un municipio muy rico en patrimonio, los apoyos han sido nulos”, reconoció Roacho Balderrama.

Uno de esos atractivos es La Hacienda Marteleño, del Siglo XVII, prácticamente derruida en sus cerca de 200 metros cuadrados de extensión, pero que aún en 2017 muestra cicatrices de las constantes expediciones en busca de tesoros enterrados.

San Francisco Javier es uno de los templos más bellos del estado de Chihuahua, fue “iglesia de campana” lo que significa que se respetaba como santuario para los perseguidos y en su sótano hay criptas cual catacumbas.

Detrás de su altar principal está la entrada a los túneles subterráneos que conectan la ciudad, construidos para escapar del vandalismo de los guerrilleros revolucionarios, pero clausurada en este siglo con una plancha de concreto de 40 centímetros de espesor, para evitar que se usara para delinquir, explicó Óscar.

Interior y exterior están plagados de misticismo, ya que sus puertas, cubierta y pisos, son tablones originales de hace 300 años, al igual que su púlpito de fina madera tallada y sin soporte porque está completamente adosado a las albas paredes de 15 metros, las cuales presumen el recién restaurado apostolario con lienzos del año 1700.

La Iglesia es la sede del museo de Arte Sacro, que tiene una colección de alrededor de 50 piezas entre lienzos, estandartes, estatuas, figuras, libros de registros, muebles y ropajes, hechos entre los siglos XVII y XIX.

Cerca de la plaza principal, se conserva una parte de “El Rebote”, un muro de ocho metros de alto que sirvió para jugar con una pelota de caucho y la mano, y metros más hacia el sur del poblado está “El Mesón de María”, un hotel requerido por las caravanas de “Pancho” Villa y miles de visitantes foráneos.

“Yo atendí a la última dueña, Doña Cristina y aún funcionaba la noria que hasta hace unos ocho años estaba llena. Tenía como unos 17 cuartos, un machero (establo), una tienda de abarrotes y una cocina, todos ellos hermosos y también plagada de leyendas sobre entierros de tesoros”, relató María de Jesús Cobos López.