Control ideológico mundial

EDITORIAL/ La Crónica de Chihuahua


Control ideológico mundial

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 08:34 am

Nuestro reportaje especial se ocupa esta semana de las formas en que los monopolios y todo su séquito de gobernantes, administradores, gerentes y demás servidores incondicionales, ejercen, con todos los medios a su alcance, el control ideológico sobre la población. (Ver sección El País)

A lo largo de la historia, el conocimiento ha beneficiado a la humanidad constituyendo un poderoso factor de desarrollo y la ha provisto de armas en su lucha contra la naturaleza. La ignorancia, como contrapartida, ha beneficiado siempre a las clases dominantes desde el primer momento en que la sociedad se dividió en poseedores de medios de producción y desposeídos de éstos, en explotadores y explotados.

En la sociedad clasista más desarrollada, el capitalismo, la ignorancia beneficia a los propietarios del capital, a los empresarios, único sector a cuyos intereses conviene que el modo de producción permanezca sin cambios esenciales, que la explotación de los trabajadores aumente y se perpetúe; y para esto es indispensable que la mayoría de la sociedad; es decir, la parte que produce los bienes materiales, ignore las causas profundas de los fenómenos sociales que la afectan, la mantienen oprimida y empeoran su situación en múltiples aspectos; conviene a los capitalistas que las clases trabajadoras desconozcan las causas de los problemas que la agobian: las crisis económicas, la desigualdad entre los hombres, las guerras, la desnutrición y la pobreza de la inmensa mayoría en medio de fabulosas riquezas producidas por ella, la muerte de millones de seres a causa de los desastres naturales, o de enfermedades curables o prevenibles, etcétera; en pleno siglo XXI, los prodigiosos avances de la ciencia sólo benefician a un puñado de acaparadores de la riqueza social; sobran ejemplos para ilustrar esto último en todos los continentes y en todos los países.

¿Por qué no combatir la ignorancia de la mayoría de la humanidad? ¿Por qué no entregarle las herramientas científicas para erradicar tantos males y desastres? La respuesta no parece ser otra que el peligro de que los oprimidos de la tierra tomen en sus manos el Gobierno de la sociedad en beneficio de todos y no de un sector minoritario, como el que actualmente detenta el poder en el mundo.

¿Cómo ha podido esa minoría mantener en la ignorancia por tanto tiempo a tantos millones de seres humanos? En primer lugar controlando la educación. La clase dominante y el Estado a su servicio tratan de perpetuar el modo de producción y las condiciones sociales que de él se derivan; para ello se encargan de preparar y sostener a los mentores, construir las escuelas y decidir el contenido de los planes de estudio. En segundo lugar, extendiendo su dominio a la información de los acontecimientos cotidianos en todos los aspectos de la vida social y difundir sólo aquello que convenga a sus intereses.

Estos dos poderosos instrumentos, la educación y la comunicación, se han convertido en nuestra época en el elemento más importante de control ideológico al mantener a las clases mayoritarias lejos de la verdad científica, de las causas de los problemas y su solución; en lugar de eso se inocula a todos los miembros de la sociedad la ideología que los haga aceptar los designios de la clase dominante.

Sólo en apariencia la información escapa al control del Estado y por lo tanto de la clase poderosa; la Ley en los países capitalistas establece las “libertades” de expresión e información; pero para asegurar que la información llegue a los ciudadanos tal como les conviene, los poderosos disponen de varios recursos, entre ellos el acaparamiento de los medios de comunicación; basándose en la “libertad de empresa” crean periódicos, radiodifusoras y canales televisivos etc.; aprovechando su poder financiero, corrompen, sobornan o intimidan a comunicadores e intelectuales de todo tipo para que difundan las noticias que al capital convienen.

En nuestros días, este control informativo no sólo existe al interior de los países, sino que se ha convertido en una forma de control global por parte del imperialismo que ha creado complejas estructuras encargadas del soborno, la infiltración y el espionaje mundiales.