Con el Séptimo Festival Gabriel Teporaca, nace nueva comunidad indígena

** El Yúmare exhalta la raíz ancestral de los Rarámuris.


Con el Séptimo Festival Gabriel Teporaca, nace nueva comunidad indígena

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2015, 10:00 am

** Con el Yúmare, exhaltando la raíz ancestral de los Rarámuris, cientos de colonos dieron la bienvenida a esta comunidad de la mano del Movimiento Antorchista, para vivir dignamente, y agradeciendo a Onorúame, Dios Padre y Madre.

Chihuahua, Chih.- Una nueva comunidad indígena, con toda la seriedad que la cultura Rarámuri obliga, y organizada con el Movimiento Antorchista de México (MAM), nació formalmente este domingo en Chihuahua. Con el tradicional Yúmare y agradeciendo a Onorúame, Dios Padre y Madre, nació la comunidad de Vistas Cerro Grande, con 400 familias principalmente tarahumaras que de la mano con el MAM, la organización de los pobres del país, está segura de que esta unión garantizará una vida digna para todos sus integrantes, que con el paso del tiempo esperan crezca aún más.

Desde la noche del sábado en la cancha de usos múltiples de la colonia Vistas Cerro Grande al sur de la ciudad, la comunidad comenzó el Yúmare, con el juego de Arihueta o Roheliami, que es básicamente una carrera competida exclusivamente por mujeres: en un centro dejan sus apuestas que pueden ser desde mantas, telas, sus tradicionales faldas y vestidos, o animales incluso; se pueden formar equipos de 4 a 10 corredoras y cada uno lleva una vara y dos aros ceremoniales, con la vara lanzan el aro consecutivamente durante el recorrido marcado, y gana el equipo que haya llegado primero al lugar más cercano a la meta donde el aro cayó.

También se realiza en la festividad el juego de pelota, esta vez por hombres con una pelotilla hecha de madera de encino, y bailan por supuesto, el Yúmare, que aunque menos seria que la otra danza tarahumar, el Tutuburi, igualmente es usada para hablar con Onorúame. Ambas se bailan para el Sol y la Luna, el Tutuburi es para llamar al Dios Padre y Madre, y el Yúmare para despedirlo, y con esta ancestral ceremonia es como inició también el proceso para elegir a quien los representará. Durante la noche y a mano alzada, designaron a María Luisa Palma Bustillos, la mujer que al portar el primer bastón de mando es ya la gobernadora.

María Luisa Palma habló sobre la responsabilidad que significa, “un gobernador es como si fuera un pastor, que está al pendiente, tiene que ser responsable de las necesidades, de las quejas”, y llevar la voz de los que representa, ahora en esta nueva realidad en la que las mujeres también pueden ser autoridades para sus pueblos, “eran gobernadores hombres antes, pero ahora las mujeres pueden hacer lo de los hombres”. Y aunque unas cosas cambian otras no deben hacerlo, dijo, por eso una de las más importantes tareas que tiene es preservar la raíz de su pueblo, “uno tiene que conservar las creencias allá de la Sierra – Tarahumara -, seguir con sus tradiciones… la gente dice que viene a la ciudad y se le fue lo tarahumar, que se les olvidó hablar tarahumar, lo dicen gentes grandes que vivieron toda su vida allá, no es cierto, no es así, y yo digo que eso no está bien”.

En eso coincidió Martín Chávez Ramírez, miembro de la comunidad y migrante de la Sierra Tarahumara, la necesidad de no perder la raíz ancestral es primordial, “se maneja que la raíz principal es danzar para nosotros: danzar es orar a nuestro Dios para quitar el espíritu malo, conseguir una salud, lo bueno, el danzar es un pedir y un agradecimiento a la vida que el mismo padre creador pues nos da ¿no? Entonces, este es el punto importante, que la gente que vengamos, o que vivimos en la ciudad, tengamos ese conocimiento ancestral y seguirlo haciendo para no perder lo que somos como pueblo Rarámuri”.

“EL YÚMARE ES PARA QUE LA GENTE NO PIERDA SU IDENTIDAD”

Martín Chávez es mejor conocido en la comunidad como Martín Makawi, que significa “paloma” en la lengua tarahumar, tiene años viviendo en Chihuahua, aquí hizo su vida con su esposa Clorinda Palma, y aquí tuvieron a su hija Soe’é, que quiere decir “golondrina”; aquí, a municipios grandes como este, vienen cientos de familias huyendo del hambre y la miseria en la sobreexplotada Sierra, orillados a migrar por el control que sobre ellos ejercen los cacicazgos, los grandes complejos turísticos, la violencia, y más recientemente, las mineras extranjeras. Llegan a la ciudad y se encuentran con que la marginación de la que huyeron es igualmente practicada por los que ejercen el poder aquí, pero no se resignan y quieren vivir mejor, por eso, es que decidieron organizarse con el Movimiento Antorchista.

“Es una manera de manifestar en conjunto, para buscar bienestar de la comunidad misma, porque entre todos, junto con la organización de Antorcha, se busca vivienda o terreno donde se pueda tener su acceso a su propia casa y vivir mejor; ese es el punto de la migración, nosotros nos hemos venido desde la Sierra con el fin de buscar el trabajo y mejorar la calidad de vida, muchos nos quedamos aquí, y por lo mismo se ha formado esta organización social y de la comunidad Rarámuri”, y por ello celebraban dijo, la unión que desde hace casi una década comenzó entre el MAM y el pueblo tarahumar en esta parte del municipio de Chihuahua, y que hoy toma más fuerza al convertirse formal y públicamente, en comunidad con su identidad indígena intacta.

Actualmente en el estado de Chihuahua, de la población total de 3 millones 406 mil 465 personas de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del 2010 del Inegi, el 8.45 por ciento es indígena, 287 mil 846 personas, y en el caso del municipio, de los 779 mil 119 de 3 años y más, es indígena el 3.81, 29 mil 684 personas; en Batopilas, Bocoyna, Carichí, Guadalupe y Calvo, Guazapares, Morelos, Nonoava, Uruachi y Guachochi, se concentra el grueso de la población indígena, en porcentajes del 36 al 78 por ciento. La dirigente del Movimiento Antorchista en el municipio, Pilar Muñoz Márquez, dijo que a las comunidades Rarámuri se les intenta aislar en asentamientos controlados sea por el gobierno federal o por el estatal, y con prácticas asistencialistas en vez de trabajo y mejores condiciones de vida, se les aísla de la posibilidad de esa vida digna que buscan, al punto de confundirse con el paisaje gris de la ciudad, mendigando en las calles de la ciudad al igual que en la Sierra, da lo mismo en las alejadas rancherías, las concentraciones rurales, o las urbanas.

Por eso el MAM señaló la dirigente, se dio a la tarea desde hace 9 años de instaurar el festival de tradiciones indígenas Gabriel Teporaca, porque inmersos en la cultura urbana corren el riesgo de separarse de la propia y perder su identidad; recuperarla, es recuperar la dignidad y el deseo de luchar por una vida mejor, “y esa es la encomienda del Movimiento Antorchista”. Y por ello también, nombrar “Gabriel Teporaca” a este festival anual de artes y costumbres indígenas, porque este hombre representa la rebeldía del pueblo Rarámuri, que al ser avasallado por los chabochis o mestizos y ese sistema que lo oprime o que intenta oprimirlo desde hace cientos de años, se negó a nombre de la dignidad de su pueblo, a ser borrado y vejado.

Gabriel Teporaca murió ahorcado por los españoles en 1652, en Tomochi el 4 de marzo, cuando fue capturado por la rebelión masiva que encabezó para terminar con su esclavitud y el despojo de sus tierras, práctica hasta hoy vigente, su cadáver fue dejado ahí donde lo colgaron para “escarmiento” de su raza, y hoy, al terminar el Yúmare, al haber cumplido con sus ancestros, con sus mayores, afianzando su cultura, la comunidad de Vistas Cerro Grande organizada en el Movimiento Antorchista, reafirma la voluntad férrea de hace cuatro siglos para pelear por la vía organizada, sus derechos, dignidad, e identidad.