Cimbra a la comunidad artístico-cultural el discurso de Sagrario Silva

**La bailarina, coreógrafa, gestora cultural y luchadora social, emblema de la danza en Chihuahua, Sagrario Silva Vélez recibió el pasado jueves la Medalla al Mérito Cultural Víctor Hugo Rascón Banda.


Cimbra a la comunidad artístico-cultural el discurso de Sagrario Silva

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2017, 12:23 pm

E-sucesos.com

Chihuahua, Chih.- La bailarina, coreógrafa, gestora cultural y luchadora social, emblema de la danza en Chihuahua, Sagrario Silva Vélez recibió el pasado jueves la Medalla al Mérito Cultural, Víctor Hugo Rascón Banda, edición 2017, moviendo y conmoviendo con su mensaje solidario a toda la comunidad artístico-cultural del estado, por ello, debido a sus trascendencia, publicamos íntegras las palabras dichas por Silva Vélez.

Discurso de Sagrario Silva Vélez al recibir la Medalla Víctor Hugo Rascón Banda 2017:

(H. Congreso del Estado de Chihuahua, 28 de septiembre de 2017)

Buenos días Sr. gobernador Javier Corral, diputadas y diputados, amigas y amigos, me es muy grato estar en este recinto, el H. Congreso de nuestro estado, por segunda ocasión en este año.

Hoy recibo este reconocimiento con gran alegría, la Medalla Víctor Hugo Rascón Banda con toda la carga emotiva de este ilustre chihuahuense, originario de Uruáchi, Chih., quien nunca abandonó todo lo que le significa, la raíz de quien fue y es, gracias a sus maravillosas aportaciones a través de la literatura y el teatro. Su memoria está impregnada de páginas vivas en las representaciones escénicas retratando su realidad, nuestra realidad, de una forma poética y certera, haciendo resonar las conciencias de los públicos receptivos para retratar lo que se vive en nuestro estado y otros lugares, haciendo ecos fraternos del dolor y la angustia que permea en nuestro estado.

Soy Sagrario Silva Vélez, bailarina, coreógrafa. Así como Víctor Hugo, mis creaciones coreográficas son estos temas incómodos y sociales que nos preocupan día a día y que desde finales del siglo XX y hasta la fecha son temas de preocupación por tantas y tantos ausentes, que queremos de regreso; decirlo desde mi lenguaje corpóreo, poético y sin mordaza, es parte esencial de mi quehacer artístico. Enseño a danzar y a vincular a través de las ramas del arte con amor, con el cuerpo vivo que expresa su sentir a cuerpos que hablan de su dolor y de su abandono, como a niñas y niños en situación de albergue, a jóvenes que no reconocen el lenguaje de su cuerpo y a través de la danza abrimos la lectura para que reconozcan su capacidad de transmitir emociones y curar las heridas que les acompañan en su corta edad. También a estas personas adultas con discapacidades, que por el simple hecho de serlo ya no se les ayuda, quedando en el olvido.

Este reconocimiento es al esfuerzo en conjunto que a lo largo de 32 años, o poco más, hemos ido construyendo, picando piedra, pedaleando día con día la travesía de los cambios administrativos que afectan el trabajo, el esfuerzo y los logros que poco a poco hemos construido, sin que las instituciones miren todas las aportaciones que con talleres, puestas en escena, música, y artes plásticas, hacemos para que esta vida sea más amable para todas y todos, que necesitamos del trabajo remunerado profesionalmente, que no nos regateen porque no vivimos de aplausos, pagamos impuestos, y además, se nos cobra el 8% de las entradas de una taquilla, como si fuéramos a recuperar las horas de trabajo invertidas, horas extras y desvelos, porque trabajamos jornadas dobles o más, fines de semanas, sin vacaciones pagadas.

Nellie Campobello es la mujer, la poeta, que profesionalizó la danza creando la primera escuela de bailarines en la Ciudad de México, modelo que otros tomaron, olvidando después a esta norteña duranguense adoptada por Chihuahua por su gran visión en su época revolucionaria y por dignificar en sus textos y poemas a Francisco Villa. Pero ¿Qué pasó con Nellie? Las instituciones la olvidaron y murió trágicamente en el abandono. Por eso le he brindado un pequeño homenaje dando a mi IASP su nombre, aunque como ella muchas veces nos han olvidado, dejándonos al margen, con deudas sociales y monetarias, pero construyendo a base de esfuerzos solidarios, de personas que creen en lo que hacemos, aunque muchas otras han succionado de nuestros enlaces para aprovechar, y después olvidarnos diciendo “Lo lamentamos, el presupuesto no está ETIQUETADO”…

Es por eso que hoy les pido que volteen a ver el trabajo de artistas, maestras y maestros, que rescaten su legado, su conciencia y su historia para poder dar seguimiento al crecimiento de nuestro estado, que nos miren como seres portadores de la posibilidad de restaurar el tejido social a través de las bellas artes, útiles para formar mentes críticas, sensibles, compasivas; mirar al otro dándole las herramientas necesarias para sobrellevar de una manera lúdica las adversidades que nos tocó vivir.

Soy esta mujer gracias a mi padre Lumen Silva, mi madre Anna Vélez, mis hermanas Lourdes, Sandra, Sonia, Celina, Soraya y mi hermano Lumen; mi hijo Jacobo, de quien he aprendido lo que es el amor incondicional; mi esposo, quien me mostró la filantropía a través de su amor en pie de lucha, Randy; mi nieta Anna Renée, la luz de mi día a día; mis amigxs, que son mis hermanxs, quienes me han acompañado en el pedaleo de nuestro quehacer, estando dentro o fuera de una institución pero con la misma convicción de que se pueden hacer las cosas cuando existen la honestidad y el compromiso de transformar y educar con las artes, libres, transformadoras; mis alumnas y alumnos de quienes aprendo la tolerancia y el respeto cotidiano por un bien común.

Finalizo agradeciendo al jurado por verme, por saber lo que hemos aportado, por darme la oportunidad de que sea reconocido este y otros caminos por venir, a mi alma mater hoy Facultad de Artes, a mis maestras y maestros, especialmente a Noé Alvarado y Lourdes Ordóñez Uranga, quienes con esa pasión han transformado a muchas generaciones de danzantes, entre ellas a mí; espero que se reconozcan todas sus aportaciones, pues no han recibido un reconocimiento digno de su trayectoria de más de 50 años.