Causas de la avalancha migratoria hacia Europa

**Reportaje especial


Causas de la avalancha migratoria hacia Europa

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2015, 21:15 pm

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Nydia Egremy

En una reacción boomerang contra el caos que Occidente ha creado en sus países, avalanchas de sirios, libios, kurdos, afganos, sudaneses, iraquíes, somalíes, bangladesíes, pakistaníes y kosovares llegan a Europa. Huyen de los problemas políticos, económicos, ambientales y laborales que las exmetrópolis imperiales y sus trasnacionales han generado en el Medio Oriente, África del norte y Asia central. La propaganda imperial silencia esas causas, lucra con la muerte del niño Aylan y crea estereotipos de inmigrantes buenos –sirios anti-régimen– y malos –norafricanos la mayoría–.

Hacer regímenes a modo ha sido la histórica veleidad de Estados Unidos (EE. UU.) y sus socios europeos en otras regiones del mundo, cuyo saldo es la inestabilidad y agitación social. Los desesperados que aspiran a llegar al corazón europeo salen de países inhabitables cuyos gobiernos han seguido “a ciegas” la política exterior estadounidense que busca “imponer sus valores y normas” en otros países sin respetar su historia, religión, nacionalidad y cultura, expresó el presidente ruso Vladímir Putin en el pasado Foro Económico de Vladivostok.

“¡Claro que la gente huye de los territorios controlados por el Estado Islámico!”, exclamó el mandatario ruso, quien propuso a EE. UU. y al mundo árabe crear una coalición internacional contra el radicalismo y derrocar al presidente sirio Al Assad. A su propuesta se negó Washington que insiste en extender sus ataques aéreos para minar la posición de Damasco; pero eso sólo debilitará a las autoridades sirias ante la amenaza yihadista, sostiene Putin.

Saldo de esa cerrazón imperial son los miles de fantasmas que invaden Europa huyendo de las guerras que propiciaron las grandes empresas de Occidente, tras descubrir océanos de petróleo y vastas riquezas en las entrañas de África, Medio Oriente y Asia central, reseña el escritor argentino Guadi Calvo. Entre las empresas responsables de violar derechos sindicales, verter tóxicos, usar trabajo infantil, discriminar, destruir tierras indígenas y atizar pugnas étnicas figuran Pfizer, Chevron, Hitachi, Daimler Chrysler, Crédit Agrícola, General Electric, Nike, Blackwater International, Nestlé, Syngenta y Barrick Gold, así como los bancos J.P. Morgan Chase & Co. y HSBC Holdings.

Para ocultar esta realidad se implanta la percepción de que hay inmigrantes buenos o indeseables. La propaganda se vuelca a favor de sirios opositores al presidente Al Assad y silencia la persecución a gitanos y libios, apunta Manuel Kellner en Sozialiistische Zeitung. A su vez, los gobiernos receptores de inmigrantes eluden su responsabilidad, debaten a cuántos recibirán y lanzan a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para detener a los traficantes de personas, el último eslabón del proceso inmigratorio.

EE. UU., Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España y otros más, soslayan el hecho de que su política exterior sea la raíz del problema; de ahí el lamento de un oficial europeo de vigilancia marítima ante el arribo de cientos de inmigrantes por el Mediterráneo: “Hemos destruido el sueño de esta gente” recordó el periodista Bertrand de la Grange.

El boomerang

Con visión reduccionista, Occidente y su prensa corporativa imponen la visión de que la raíz del éxodo de migrantes es religiosa: radicalismo y yihadismo. Ese mecanismo, desplegado desde el fin de la guerra fría, legitima guerras y conflictos como pugnas sectarias, advierte el historiador libanés Georges Corm. Este recuento exhibe la falacia de la pugna religiosa.

Siria : Hace siete años, el presidente sirio, Bashar al Assad, era muy bien recibido por sus principales homólogos occidentales, pero ante su creciente vínculo con Irán –opuesto a la expansión de Occidente en Medio Oriente– EE. UU. lanzó una ofensiva armada y propagandística en su contra. Según el New York Times, una red de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE. UU. armó a yihadistas libios para desestabilizar el país con saldo de 220 mil muertos, 11 millones de desplazados y 3.9 millones de refugiados. Por razones geopolíticas, Rusia y China apoyan a Al Assad y si Occidente lograra expulsarlo, aumentaría la crisis intercapitalista y Siria se balcanizaría.

Libia : Para controlar al país más boyante del norte de África, con inmejorable posición geográfica, reservas de crudo, gas, agua y fondos soberanos (unos 200 mil millones de dólares), Occidente financió tribus hostiles al régimen. En 2011, EE. UU. infiltró Fuerzas Especiales –miles de comandos qataríes– y la OTAN lanzó más de 10 mil misiones con 50 mil bombas y misiles hasta asesinar al presidente libio Muammar el Khadafi. Hoy se atribuye la inestabilidad del país al grupo radical Estado Islámico, mientras decenas de miles de civiles huyen de su país.

Irak : Tras escenificar dos ocupaciones de Occidente (1991 y 2001) el país es un Estado inviable que por los desmanes de EE. UU. y la OTAN auspició el origen del Estado Islámico, según el analista Manlio Dinucci. Washington abandonó al exprimer ministro Al-Maliki, quien se acercó a Pekín y Moscú. Según Opinion Research Business ahí entre 2003 y 2007 murieron un millón 220 mil personas.

Afganistán : Tras la ocupación occidental de 2001 han muerto más de 150 mil personas, según la Universidad de Brown, al tiempo que aumentó la producción de heroína. Es el único país donde Occidente no ha obtenido una “victoria” militar pese a que dialoga con los talibanes e impone gobiernos a modo, como el de Ashraf Ghani. Con su economía desmantelada (la 108ª. del mundo), unos 150 mil afganos han emigrado este año, según el Centro para Civiles en Conflicto (Civics).

Kosovo : Zona de pugna entre Occidente y Rusia, la exprovincia serbia es desde 2009 un protectorado internacional de facto; para los analistas, su “independencia” fue producto de la red de mentiras e intereses occidentales a favor de intereses foráneos, entre ellos los de EE. UU., que ahí aloja su mayor base militar en suelo europeo. Con un tercio de sus 1.8 millones de habitantes en la pobreza, un desempleo juvenil del 55 por ciento y gran corrupción, este año han emigrado 100 mil personas a Europa.

Ruanda : El 45 por ciento de su población vive actualmente con menos de un dólar, más de dos millones viven cerca de volcanes a punto de erupcionar y la banca ya le negó ayuda financiera. Su desigualdad es enorme: el 45 por ciento de la riqueza está en manos de cinco por ciento de la población. “Todo mundo roba, nadie invierte”, dice Xavier Mas de Xaxàs. En 1994, este país vivió un genocidio que cobró un millón de vidas en dos meses.

Sudán : La mayor parte del ejército sudanés está formado por milicias que combaten a grupos armados del sur del país; miles de sudaneses viven en campos de refugiados y el conflicto persiste a pesar de que fuerzas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se desplegaron ahí hace seis años.

Eritrea : La ingobernabilidad y los abusos del Ejército y la Policía están detrás del éxodo de sus habitantes, quienes forman la segunda ola humana más grande de inmigrantes hacia Europa después de siria. En 2014 huyeron más de 360 mil personas a través de Etiopía.

Violenta recepción

La Unión Europea (UE) los recibe con doble discurso: quiere retenerlos en los países de tránsito y evitar su avance a los países ricos, mientras les posterga el estatuto de refugiados. El miedo nutre ese rechazo, pues “temen que destruyan las cosas que nos gustan y que pongan en riesgo nuestro modo de vida. De los extranjeros sabemos demasiado poco” dice el sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

Sorprendidos por el volumen y la velocidad del flujo inmigrante, los políticos no avizoran soluciones dignas y los exponen a políticas xenófobas que continuarán, vaticina el catedrático de la Universidad de Valencia, Javier de Lucas. Partidos filo-nazis ultranacionalistas, parlamentarios, empresarios y sindicatos manifiestan su rechazo en carteles donde se lee: “Si vienes a Hungría no te quedes con los trabajos de los húngaros”.

Entretanto, urgidos por llegar a los países más ricos para reunir dinero y pagar sus deudas o salvar la vida, ingresan a Europa por las siguientes rutas, según el centro de análisis Stratfor: la Oriental, por el Mediterráneo, usada por sirios, afganos e iraquíes; la Central, que sale de Gambia, Senegal, Chad, Guinea y Somalia hacia Córcega, Sicilia y Lampedusa y la Occidental, que sale de Libia y Costa de Marfil hacia España. En Europa, sirios y vietnamitas usan la ruta de las Fronteras Occidentales y por la ruta Circular transitan albaneses y georgianos.

La más reciente y numerosa es la ruta Occidental de Los Balcanes, que usan kosovares, afganos, sirios e iraquíes; tras la aprobación de un paquete antimigratorio por el Parlamento de Hungría, esa ruta tendrá nuevos y más peligrosos atajos. Esa vía siguió el camión de firma eslovaca con placas de Hungría que salió del sur de Budapest a las cinco de la mañana el 26 de agosto y fue abandonado en la autopista austriaca A4. En su interior, la policía austriaca encontró 71 cuerpos, de los que 59 eran hombres, ocho mujeres y cuatro menores, quienes murieron asfixiados pues la cabina estaba sellada. Según sus documentos, procedían de Irak, Siria y Afganistán.

Mientras la ONU denuncia la “falta de consideración por la vida” de los traficantes de personas, silencia la política anti-inmigrante de Alemania, Austria, Suecia, Croacia, Noruega y Macedonia. El analista Thalif Deen critica también la negativa de los países árabes a aceptar migrantes y que optan por asignar recursos al Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Ante el fenómeno, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, sostiene que la solución a esa crisis no es la militar ni la construcción de muros y anunció que su organización “trabaja” con gobiernos de Medio Oriente y norte de África para estabilizar la vecindad del sur de Europa.

Solidaridad

La dureza de la UE ante la ola de inmigrantes genera respuestas inéditas. En Hungría miles de personas protestaron en la marcha No en mi Nombre y grupos como Migration Aid condujeron a los inmigrantes hacia la frontera con Austria. La República Checa anunció que ya no impedirá el tránsito de sirios hacia Alemania, los acogerá por 42 días y si reúnen los requisitos les dará asilo. Habitantes de Calais y el grupo Emaús, repudiaron el muro en esa ciudad, mientras colectivos brindaron asistencia con bolsas de comida, agua y medicinas.

Los gobiernos de México, Chile y Argentina anunciaron que acogerán a grupos de sirios, aunque está por descubrirse si solamente lo harán con opositores al régimen o con víctimas del conflicto que ocasionó Occidente. A su vez, el magnate egipcio de telecomunicaciones, Naguib Sawiris, anunció que comprará una isla de Grecia o Italia –hasta por 100 millones de dólares– para acoger a inmigrantes, darles empleo, tratarlos como humanos y hasta construir un Estado, “no como ganado como lo hace Europa”.

Éste es el efecto boomerang de la política depredadora de Occidente en el Magreb, Afganistán, Kosovo, Medio Oriente y gran parte de África que deberá discutir la Cumbre Migratoria de Malta en noviembre próximo.