¿Casualidad o causalidad?

Por Omar Carreón Abud


¿Casualidad o causalidad?

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2015, 20:52 pm

Las palabras que están a la cabeza de este trabajo se parecen mucho, para transformar la primera en la segunda, basta que la letra “u” pase a colocarse a la izquierda de la letra “ese”, un cambio pequeño que induce a confundirlas pero, aunque se parecen y están íntimamente relacionadas, al grado de que la causalidad no existe sin la casualidad que es su forma de aparecer, no por eso son lo mismo. La causalidad es una forma de existencia de la materia que consiste en que los fenómenos tienen una relación infinita en el tiempo, es decir que de uno de ellos o de varios, se deriva necesariamente otro u otros en íntima relación de manera tal que sin la existencia del fenómeno original, el causante, no puede existir el fenómeno derivado, el causado.
Ahora bien, la forma específica en la que aparece el fenómeno causado, también conocido como efecto, puede tener un sinnúmero de formas, eso es lo que se conoce como la casualidad; en resumidas cuentas, si nos atenemos a la experiencia milenaria del hombre, no existen efectos sin causas aunque al aparecer revistan múltiples formas.

Vienen a cuento estas reflexiones que a más de uno quizá le parecerán impertinentes, porque me propongo proponer al estimado lector un ejercicio en el que se pueden poner en juego las categorías de casualidad y causalidad. Veamos. Apenas el sábado 18 de julio de los corrientes (hace cuatro días, si tomamos en cuenta que escribo el miércoles 22), el periódico La Voz de Michoacán publicó en su página 18 un artículo con mi firma que llevaba por título “Mentir para encubrir, encubrir para imponer”, trabajo mediante el cual hice uso de mi derecho legítimo a la defensa de los agravios y calumnias de los hombres del poder público, en particular, del señor Jaime Esparza Cortina, secretario de Gobierno del estado de Michoacán quien, aprovechando una reunión convocada por el gobierno con ciudadanos interesados en la seguridad pública de la ciudad de Morelia y para proteger a sus validos de la CNTE, les dijo a varios medios de comunicación que mis compañeros antorchistas y yo, tomábamos casetas de peaje para extorsionar a los automovilistas y que teníamos especial predilección por la caseta de Zinapécuaro porque arroja más ganancias y, obviamente, rechacé de manera tajante la grosera imputación e invité al funcionario a probar su dicho; no se conoce hasta ahora ninguna demostración suya en ningún medio de comunicación.

Pero dos días después de publicada mi justificada protesta, el pasado lunes 20, a eso de las 10 de la noche, en una pequeña casa de la colonia Justo Mendoza, que es la vivienda de una parte de los miembros del Comité Estatal del Movimiento Antorchista Michoacano, irrumpieron violentamente tres sujetos que portaban armas de alto poder y vestían chalecos de la Procuraduría de Justicia del Estado de Michoacán (PGJ). Puesto que como queda dicho, la vivienda es pequeña, se escuchó primero el ruido de alguien que intentaba meter una llave a la cerradura de la puerta de entrada, y ya que todavía no llegaba otro habitante de la casa, uno de los compañeros acudió a abrir la puerta, sin decir más, los tres sujetos, uno de los cuales iba enmascarado, se abalanzaron al interior del inmueble gritando que ahí había gente armada con un secuestrado en su poder, empujaron a los compañeros, entraron a las habitaciones, removieron algunos cuadernos y libros, fueron a aparentar que buscaban al pequeño patio trasero y salieron; afuera de la casa habían quedado otros cuatro individuos con sus armas y chalecos, dos con capucha y dos sin capucha. Luego de fingir que pretendían saltar a la casa contigua, se retiraron; a los pocos minutos pasó frente a la casa y a baja velocidad una patrulla de la Fuerza Ciudadana.

¿Es ese el procedimiento de un operativo para llegar y entrar a una casa en la que hay gente armada que tiene a un secuestrado? ¿Se les instruye a los policías judiciales para que empiecen intentando abrir con una llave que saben que no abre? ¿Para que entren gritando y, por tanto, advirtiendo de su presencia a peligrosos secuestradores armados que están en guardia y alerta permanente? ¿Puede ser guarida de peligrosos secuestradores una pequeña casa de las del Infonavit, de esas que tienen la puerta de entrada a cuatro metros de la puerta de entrada del vecino y en las que se escucha mucho de lo que sucede al otro lado de la pared? Es más ¿puede ser un buen escondite una vivienda ubicada a sólo 200 metros de la base estatal de la Policía Federal? No hubo, pues, ningún operativo antisecuestro, nadie en su sano juicio podría creerlo, se cometió, sí, un delito de allanamiento de morada, se envió un mensaje, se lanzó una amenaza.

¿Una denuncia de hechos? Se va a presentar, pero con desconfianza extrema porque ¿qué posibilidades de éxito tiene una denuncia contra la gente del poder en nuestro estado y en nuestro país? Los antorchistas michoacanos estamos esperando que se aprehenda a los asesinos del compañero Ramiro Herrera, ejecutado de un balazo hace ya casi un año cuando ayudaba a la organización con la atención de una tienda de abarrotes; no hay ni avances ni informes, la impunidad total. Los antorchistas michoacanos estamos esperando también el castigo a los miembros de la CNTE, a los empleados del gobierno estatal que la dragonean de profesores que lesionaron gravemente a 15 personas el pasado 3 de febrero al interior de la escuela primaria “Juan Ortiz Murillo”, las fotografías de los heridos y de los niños aterrados que han dado la vuelta al mundo no dejan lugar para ninguna duda, pero los encargados de la procuración de justicia y de la gobernación michoacanas nunca las han tomado en consideración.

Así se entiende que Jaime Esparza Cortina, secretario de Gobierno, haya participado en una reunión en la Secretaría de Gobernación federal con el subsecretario Luis Enrique Miranda Nava, reunión en la que se tomaron acuerdos puntuales para resolver el problema de las tres comunidades escolares que demandan que se cumpla la ley y se les autorice, junto con los maestros que lo impulsan y defienden, el programa federal de Escuelas de Tiempo Completo y, al pasar ya a la instrumentación de lo acordado (y en presencia de Esparza Cortina), el secretario de Educación, Armando Sepúlveda López, ante testigos insobornables, se niegue en redondo a instrumentarlos argumentando paladinamente que él “tiene compromisos” (la Secretaría de Educación de Michoacán es el IEEPO con seudónimo). ¿Ante todo esto, qué efecto podría tener una denuncia de hechos sobre lo acontecido en la colonia Justo Mendoza? ¿Quejarse con Poncio de lo que hace Pilatos?

El allanamiento violento por parte de policías judiciales a la vivienda de la Colonia Justo Mendoza es una amenaza burda. No hay ninguna duda. Pero no vamos a dejar de luchar para que el gobierno del estado de Michoacán cumpla la ley y autorice el Programa de Tiempo Completo para tres comunidades escolares sin importar los “compromisos” inconfesables de sus funcionarios. En consecuencia, tengo instrucciones de la Dirección Nacional del Movimiento Antorchista de hacer saber por este medio que hacemos responsable a Jaime Esparza Cortina, secretario de Gobierno del estado de Michoacán, de la integridad física y la vida de todos los maestros, padres, madres de familia y niños de las tres comunidades en lucha por la defensa de sus derechos, así como las de todos los antorchistas michoacanos que lo han estado apoyado decidida y lealmente. En política no hay casualidades, dicen, y las que parecen casualidades, no son más que la vigencia plena de la ley de la causalidad. Que quede constancia.