Cárteles mexicanos invaden suelo de Estados Unidos

**Parques nacionales de esa nación se han convertido en una veta de siembra de marihuana para narcotraficantes mexicanos, cuyos plantíos van al alza, según la DEA


Cárteles mexicanos invaden suelo de Estados Unidos

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2016, 23:00 pm

Cerca del Parque Nacional Mendocino, en California, Jacob vive y cultiva desde hace tres años marihuana medicinal. Es un estadounidense de 30 años, pelirrojo y con pecas en el rostro, que se transporta por toda la zona en un Nissan Altima, enterregado.

“Usar este carro y no una camioneta grande es la mejor seguridad”, dice, pero luego corrige: “No. El mejor sistema es cerrar la boca”.

Pero el vehículo que maneja y el silencio que ha decidido guardar con los habitantes del pueblo sobre su profesión, son un complemento al sistema de seguridad que ha instalado en la montaña donde vive para protegerse.

Para llegar a su granja hay que ascender por un estrecho camino y cuidarse del barranco que está a un costado derecho —casi imperceptible— por los pinos frondosos que impiden ver más allá de un metro.

Entre pinos, arbustos y venados se atraviesa una reja negra de metal, con una caja de seguridad: hay que marcar cuatro veces un código de acceso. Un letrero advierte que si no fuiste invitado, no puedes traspasar la propiedad, porque Jacob no lo permitirá. Si lo intentas llamará al sheriff del pueblo.

Más allá, a 336 kilómetros, al sur, en las faldas del Parque Nacional Yosemite, una mujer mayor de surcos en el rostro y cabello blanco, también cultiva marihuana medicinal. Desde hace un año, Kate contrató un sofisticado sistema de seguridad que incluye un botón de pánico, en caso de que intenten robarle las plantas de marihuana que cultiva en su granja.

Kate fue aconsejada por su “asesor”, un agricultor mexicano que desde los siete años cultivaba marihuana en la sierra sinaloense y a los 37 lo sigue haciendo, pero en Estados Unidos.

—Oh, no. No podemos descuidarnos porque los cárteles mexicanos ya están aquí. Tenemos que protegernos. Lo sabemos, ya lo intentaron, mandan a su gente para robarnos nuestras cosechas, porque saben que producimos la marihuana con mayor potencia en todo el mundo —dice meneando la cabeza, apretando la boca y enrojecida del coraje.

Los narcotraficantes mexicanos llegaron a Estados Unidos con sus jornaleros para cultivar marihuana en las sierras y parques nacionales, y su centro de operación es California, la frontera con México más importante de ese país.

Incrementos

Una investigación de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), a la que tuvo acceso EL UNIVERSAL, revela que en los últimos tres años se ha registrado un incremento en los descubrimientos de cultivos de marihuana en parques nacionales. Lo atribuyen a que cárteles mexicanos han comenzado a operar en estos lugares para ahorrarse los costos y pérdidas que implica cruzar la droga por túneles y garitas internacionales.

En 2012 el Programa de Erradicación y Supresión de Cannabis de la DEA, destruyó 3 millones 631 mil 582 plantas, de las cuales casi 2 millones fueron localizadas en California.

Mientras que en 2015 destruyeron 3 millones 904 mil 213 de plantas de marihuana, de las cuales 2.5 millones estaban en las zonas montañosas de California, lo que representa un incremento de 8.2% en sólo tres años.

El valor en el mercado negro de la marihuana incautada en tres años fue de 118 millones 874 mil dólares y durante los operativos de desmantelamiento decomisaron 24 mil 374 armas.

Documentos obtenidos a través de fiscalías estadounidenses y dos informes desclasificados del Departamento de Justicia revelan que los daños no se reducen a la venta de droga en las calles: los narcotraficantes mexicanos están contaminando con sus métodos de siembra el agua y matando con pesticidas ilegales a los animales.

Jornaleros mexicanos

El 28 de agosto de 2015 cuando los agentes del Departamento de Seguridad Nacional los sometieron cerca de un río en el Parque Nacional de las Montañas Rocosas, en Colorado, los dos hombres gritaron su nombre en español.

—Néstor Fabián Sinaloa Sinaloa, señor.

—Yo me llamo Alfonso Rodríguez Vázquez y sí, somos mexicanos.

Información proporcionada por la Fiscalía Federal de Colorado a EL UNIVERSAL detalla que Néstor nació cerca de Chihuahua y Alfonso en Michoacán. No se sabe cuándo llegaron, pero sí que cruzaron la frontera ilegalmente para sembrar marihuana en lo profundo de una cordillera en Colorado. Se instalaron llevando consigo un machete, una pistola semiautomática .22 y un equipo de camuflaje. Vivían precariamente en una casa de campaña a la intemperie y hasta ese día habían cultivado 926 plantas de marihuana e instalado un sistema de irrigación, en un parque que recibe 3 millones de visitantes al año.

Hace unos días fueron sentenciados a seis años de prisión, y fuentes al interior del Departamento de Justicia los vincularon con el Cártel de Sinaloa, que lidera el narcotraficante Ismael El Mayo Zambada.

El antecedente que se tiene es que en 2012 este cártel comenzó a cultivar en parques nacionales. El primer descubrimiento se dio en California, en el área montañosa de Julian, a unos kilómetros de la frontera con Baja California.

Las autoridades descubrieron ocho sembradíos con más de 45 mil plantas, cultivadas entre pinos y cerca de ríos. Lo mismo que en Colorado, los jornaleros se habían armado de pesticidas ilegales, sacos de dormir, una cocina improvisada, velas y cruces con santos mexicanos.

Unos meses después, al norte de Los Ángeles en el parque Topanga, descubrieron más de 2 mil plantas que habían crecido durante tres meses y, según el diario angelino La Opinión, sobre los árboles entre los que fueron encontradas se leía Caballeros Templarios. Esa semana del año 2012, en San Bernardino, una ciudad localizada a dos horas de Los Ángeles, destruyeron 20 mil plantas de dos metros de altura.

Daño ambiental

“¿Qué hacer si encuentras un cultivo de marihuana? ¡Regresa inmediatamente! Deja el camino que llevabas y haz el menor ruido posible y encuentra un lugar seguro rápidamente”.

Este es un folleto que distribuye el Servicio Forestal de Estados Unidos, desde que inició el boom de la siembra de marihuana.

Ahora los guardabosques han comenzado a recibir entrenamiento como si fueran agentes de la DEA para detectar actividades sospechosas. También para alertar a los miles de turistas e invitarlos a correr, en caso de ver un narco mexicano, mientras pescan en un río o hacen senderismo. “Nunca enfrentes a los productores de marihuana, son gente muy peligrosa”.

En el folleto explican que es fácil detectarlos: en sus campamentos hay bolsas para dormir, basura, comida, animales muertos, fertilizantes y veneno para ratas, estos últimos “los verdaderos asesinos”.

Según un estudio de la Universidad de Berkley denominado Impactos de los raticidas e insecticidas tóxicos de los sitios de cultivo de marihuana en los índices de supervivencia de las martas pescadoras en el bosque Nacional Sierra de California, el veneno que se utiliza para evitar que animales invadan sus cultivos ilegales, está provocando que la tasa de supervivencia vaya a la baja.

“La exposición a bajas dosis o combinaciones de los venenos, provoca que sus reflejos sean más lentos y su capacidad para recuperarse de lesiones también, además de causarles deterioro neurológico. Los más afectados son las martas pescadoras, unos pequeños mamíferos peludos, parecidos a los topos”. De las 167 muertes que se registraron cerca de la Sierra Nevada, 85% está relacionada con venenos raticidas.

A un costado de las martas pescadoras agonizando, se encontraron latas de moles Doña María, chocolate Abuelita, elote para pozole guerrero y chile mexicano, se observar en un video que difundió el año pasado el Servicio Forestal de Estados Unidos.

Kate, la mujer que cultiva mariguana medicinal en las faldas de la Sierra Nevada, dice que los narcotraficantes mexicanos esparcen plaguicidas que no están autorizados en Estados Unidos, contaminando su agua y sus plantas.

—Es terrible, y es algo que podría prevenirse de aprobarse el cultivo de marihuana recreacional en California, y de flexibilizar su política anti drogas en México. De lo contrario matarán más gente, más animales y destruirán nuestros parques nacionales.
El Universal