Carta a un homofóbico

**Tienes la fortuna de que un hombre abiertamente homosexual se dirija a ti de una manera tan franca y directa como estoy a punto de hacerlo.


Carta a un homofóbico

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2015, 23:26 pm

EL HERALDO GAY
La siguiente es un carta especial porque va con dedicatoria a todos aquellos que hablan y juzgan desde la oscuridad de su ignorancia y prejuicios. De nada.

Carta a un homofóbico:

Hola homofóbico. Tal vez te extrañe que me haya tomado un momento para escribirte estas líneas únicamente ti. Créeme que de igual forma a mí me sorprende, pero la ocasión lo ameritaba. Y es que hoy estás de suerte, porque muy probablemente esta sea la primera y última vez en tu vida, que tienes la fortuna de que un hombre abiertamente homosexual se dirija a ti de una manera tan franca y directa como estoy a punto de hacerlo.

Quiero que sepas que entiendo tu situación y la molestia que leer esto pueda causarte, pero te aseguro que será menos de la que tú causas cuando le muestras al mundo que tus ideas sobre la homosexualidad, están basadas en la ignorancia y los prejuicios, todos ellos inculcados de manera arbitraria y negligente por tus antepasados y los antepasados de ellos a lo largo de las generaciones. Es por eso que no te culpo; entiendo que fuiste, eres y seguirás siendo víctima de victimas y te compadezco.

Para estas alturas ya debes de estar enfadado y a punto de dejar de leer, pero te recomiendo que no lo hagas. Te lo recomiendo porque de lo que hoy te estoy hablando, es de una enfermedad que ni tú mismo sabes por qué has seguido incubando: la homofobia. Apuesto a que sabes de lo que te hablo. Tú la conoces. Tú la generas.

Del mismo modo también sabes que inclusive ni siquiera tienes fundamentos para justificarla; que has sido un robot que ha venido repitiendo las creencias erróneas de otros, simplemente porque aprendiste que eso debía ser. Finalmente a ellos también les enseñaron doctrinas, catecismos y leyes erradas que creían “sustentar” su aversión.

No obstante, lamento informarte que ellos, y como ya lo he mencionado arriba, han sido víctimas de muchas cosas, incluyendomiedo. Si, de miedo. Un miedo que se esconde detrás de tu comportamiento porque usualmente el humano rechaza lo que no puede comprender…lo que no conoce en su totalidad. Y tú desde luego no conoces más que lo que desde tus concepciones erradas, puedes ver de la punta del iceberg.

Sé que sigues enojado y te preguntas “¿por qué yo, que si soy “normal”, sigo leyendo lo que un maricón tiene para decirme?” Pero sigue leyendo, porque es muy chistoso que uses la palabra “normal” cuando tú mismo y todos los que piensan como tú, son anormales. La verdadera anormalidad radica en tu pensamiento, no en el mundo de afuera.

Para mí anormal es rechazar a alguien de tu misma especie simplemente por tener preferencias diferentes. Para mí anormal, es alguien que rechazar a otro por su color de piel; tan anormal y absurdo como sentir aversión por alguien que gusta del helado de vainilla y no de chocolate. Ahora te pregunto ¿te sigues considerando normal?

Tú y todos los que hablan desde la ceguera que provoca la ignorancia, han encontrado un sinfín de justificaciones que “avalan” su comportamiento, las cuáles carecen de lógica alguna porque no existe. De manera autómata han y has repetido lo que les enseñaron a creer que es lo “correcto”.

Es por eso que la gran mayoría, a la cual tú perteneces, se escuda cínicamente detrás de un dios y si nos metemos en esos terrenos, habrá que empezar por diferenciar a tu dios del mío, porque definitivamente no es un dios como en el que yo creo. Tú dios represor, intolerante, castigador, negligente, sádico y maligno, no es como el dios benevolente que yo tengo en mente. Un dios que ama, que inspira, que crea…que no diferencia entre ninguna de sus creaciones y que no castiga.

Y es irónico que uses el nombre de lo que yo llamo “una poderosa energía superior” tan grande, para justificar algo tan terrible como tu homofobia. Eso, creo yo, es un verdadero… ¿cómo decirlo en tus términos? Pecado, sí, un pecado. Verdaderamente una incoherencia. De la misma forma, es irónico que te de asco ver a un par de hombres o mujeres que se dan amor y no te de asco y aversión, ver como otro ser humano es capaz de acabar con la vida de un ser vivo cada vez que va de cacería.

Te da asco ver a una pareja homosexual criar a un niño, pero no te da asco y hasta te es indiferente, que infinidad de sacerdotes y clérigos abusen de la inocencia de nuestros niños. Te repugna siquiera pensar que dos hombres o dos mujeres puedan gozar del sexo, pero no te repugnan los hombres que han violado y matado a miles de mujeres; hombres que no son ni la mitad de lo que son muchos homosexuales. Piensas incluso que hasta tal vez y lo merecían por provocarlos. De hecho, te asquea y te parece vomitivo ver a dos hombres tomados de la mano, pero no te asquea ni te indigna el saber que todavía existen hombres golpeadores y padres violadores. Eso no te parece tan atroz, pero sí el amor entre dos personas del mismo sexo. Vaya lógica la tuya.

Esos homosexuales que tanto repudias, muchas veces gozan de mejor calidad moral y humana de la que tú puedas si quiera imaginar poseer en alguna de tus vidas. Son homosexuales proveedores, trabajadores, maestros, padres y madres, hijos e hijas, hermanos y hermanas que sólo cumplen desde donde pueden con lo que todos venimos a buscar a este planeta: ser feliz.

Entonces te pregunto: ¿quién eres tú para decir quién es normal y quién no? ¿Quién eres tú para decir lo que es natural y lo que no? ¿Quién eres tú para humillar, discriminar, sobajar, ultrajar y destruir la vida de alguien simplemente por no tener tus mismas preferencias? ¿Dime, quién? Pues te voy a responder: no eres Dios… de hecho no eres nadie. Eres tan mortal y tan simple como todos los que por desgracia, tenemos que compartir el mismo aire contigo. Y efectivamente eres eso, mortal; mortal como un virus que se expande por las venas de la sociedad hasta matarla. Pero te tengo una propuesta: deja de escudarte detrás la falsa superioridad y “normalidad” que erróneamente crees que te da tu heterosexualidad. Eso no te hace mas que parte de una diversidad sexual, igual que lo hace mi homosexualidad.

Independientemente del dios en el que creas, he aprendido a ver que no hay ni blancos ni negros, homosexuales o heterosexuales. No hay nada de eso. Todo son etiquetas, nombres genéricos para identificar, porque detrás de todos esos nominativos hay seres humanos, sólo eso. Tan humanos como tú, como yo, como tu padre, tu madre y el homosexual o la lesbiana a los que les has convertido la vida en un sufrimiento sin ningún derecho ni autoridad moral.

De ahora en adelante, piénsalo, porque eres tan todo y tan nada como el resto de nosotros. De ahora en adelante, no humilles y mejor respeta, no juzgues y mejor comprende, no excluyas y mejor incluye… no odies y mejor ama. Pero si no puedes hacer ninguna de las anteriores, entonces sólo observa y cállate, que nadie tenemos la obligación de escuchar tus palabras que corroen como el ácido en una sociedad que no necesita más de eso.

Recuerda que aquello que no has de querer, en tu casa lo has de tener, así que hazle un favor al mundo y no contamines el silencio con tu cáncer verbal, porque al final del día, aquel o aquella a quien humillas puede ser tu hermano, hermana, mejor amigo o amiga y si no eres tan inteligente como para apoyar, al menos se inteligente para no lastimar.

Después de todo lo anterior, podría decirte que espero muchas cosas de ti, pero en realidad lo que más espero, es que por fin, algún día, tu ignorancia se esfume, que dejes de ser un ciego más que hace como que ve, que dejes de ser el sordo que hace como que oye…que dejes de ser el humano feliz que finge serlo y sólo entonces, verdaderamente… seas feliz.

Con toda mi compasión para ti,
Un ser humano igual que tú.

POR: ALEX TOLEDO

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