Buscan canonizar a Adalberto Almeida y Merino

**En Tulancingo, Hidalgo, se distinguió por un esfuerzo en elevar las condiciones de vida de los sectores más pobres de la diócesis, especialmente de los pueblos indígenas.


Buscan canonizar a Adalberto Almeida y Merino

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2017, 11:31 am

Por Dora Villalobos Mendoza/ Ecos de Mirabal

Chihuahua, Chih.- Un grupo de sacerdotes, religiosas y laicos de Chihuahua promueve un proceso en la Iglesia católica para canonizar a don Adalberto Almeida y Merino, quien fuera arzobispo de la Diócesis local durante 22 años.

Al informar lo anterior, el sacerdote Dizán Vázquez dijo que el proceso legal ante la Iglesia inició hace cuatro meses. El grupo promotor hizo la petición formal ante la Santa Sede, institución que ya otorgó el aval para que continúe el proceso.

El siguiente paso es que el arzobispo actual, Constancio Miranda, publique un edicto donde informe el proceso y convoque a la grey católica a participar en la investigación correspondiente.

Sin embargo, aunque el edicto ya está redactado, el arzobispo no ha publicado el edicto. Dizán ignora la razón. Espera que esta parte del proceso no tarde mucho para aprovechar el testimonio de muchas personas que conocieron a don Adalberto y que aún viven.

Explicó que el siguiente paso es una investigación muy amplia de la vida y obra de don Adalberto, pero esta parte no se puede realizar hasta que el Arzobispado publique el edicto.

Adalberto Almeida y Merino nació en Bachíniva el 6 de junio de 1916, hace poco más de cien años. Murió el 21 de junio de 2008.

Ingresó al Seminario Conciliar de Chihuahua, pero tuvo que dejar sus estudios cuando la institución cerró por la persecución religiosa que promovió el gobernador Rodrigo M. Quevedo. Continuó sus estudios en San Luis Potosí y en la Ciudad de México.

Posteriormente el obispo de Chihuahua, Antonio Guízar Valencia, lo envió a Roma para que estudiara en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtuvo las licenciaturas en filosofía, teología y derecho canónico. En Roma fue ordenado sacerdote el 23 de abril de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial.

El 15 de agosto de 1956 fue ordenado obispo de Tulancingo, Hidalgo, por el Papa Pío XII. Su labor pastoral se distinguió por un esfuerzo en elevar las condiciones de vida de los sectores más pobres de la diócesis, especialmente de los pueblos indígenas.

El Papa Juan XXIII decidió cambiarlo de diócesis. El 12 de junio de 1962 tomó posesión como obispo de Zacatecas. Este nombramiento coincidió con la apertura del Concilio Vaticano II, acontecimiento más importante de la iglesia en el siglo XX.

Don Adalberto tomó parte en las cuatro sesiones del Concilio y comenzó a promover en su nueva diócesis la renovación pastoral impulsada por la asamblea episcopal.

Mientras fue obispo de Zacatecas prestó servicios a la iglesia mexicana a través de diversas comisiones episcopales de las que formó parte, algunas de las cuales él mismo fundó, así como de importantes actividades y publicaciones que tenían como finalidad animar a los obispos con el espíritu del Concilio. Algunas de esas comisiones fueron la Unión de Mutua Ayuda Episcopal, la Comisión Episcopal de Pastoral Social y la Comisión Episcopal de Pastoral de Conjunto.

También participó en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín y en la publicación de la Carta sobre el Desarrollo e Integración del país.

Siete años después el Papa Pablo VI lo nombró obispo de Chihuahua. Tomó posesión de esta diócesis el 9 de septiembre de 1969.

De inmediato comenzó a poner en práctica los lineamientos pastorales del Concilio. El eje del proyecto lo constituyó la renovación de la Curia Diocesana para darle una estructura más pastoral, por encima de lo estrictamente jurídico y administrativo, para que fuera la impulsora de una pastoral renovada y de una nueva evangelización.

Así se crearon poco a poco las diversas estructuras sobre las que habría de recaer la responsabilidad de dirigir dicha renovación: El Consejo Presbiteral, la Comisión Eclesial de Pastoral, la Comisión de Religiosas, la Comisión de Laicos, la Comisión de Evangelización y Catequesis, la Comisión de Liturgia y la de Pastoral Social.

Estructuras a las que les dio el carácter dinámico y que fueron aterrizando en la redacción de un Plan Diocesano Pastoral que fue en su tiempo uno de los más avanzados y completos del país.

Don Adalberto renunció a su cargo en 1991 cuando cumplió 75 años, como lo ordena el derecho canónico. Vivió retirado sus últimos 17 años. Murió el 21 de junio de 2008 a los 92 años de edad.