Basureros clandestinos dominan el paisaje de Chihuahua

**Cúmulos de escombro revuelto con desechos de construcción y desperdicios domésticos conforman el paisaje suburbano que continúa invadiendo a la ciudad capital.


Basureros clandestinos dominan el paisaje de Chihuahua

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2014, 19:30 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- La basura que todo lo invade, que todo lo llena, es uno de los problemas que se presentan de manera masiva en las colonias más periféricas, en las zonas de granjas y en los baldíos, en los arroyos y los ríos, los barrancos y llanos.

Todo el paisaje suburbano está marcado por cientos, quizás miles, de basureros clandestinos en los que se pueden encontrar desde papeles del excusado, hasta perros muertos.

¿Cómo documentar ésta, tan poco higiénica situación?

En esos múltiples basureros, basureritos y basurerotes, junto a los perros muertos se encuentran cúmulos de escombro revuelto con basura propia de las actividades de la construcción. Hay aquí, además, basura, mucha basura doméstica: zapatos retorcidos, zapatillas sin tacón, botas sin suela; cientos, miles de recipientes de plástico de todos tipos, tamaños, capacidades y usos; colchas rotas y decoloradas a medio podrir; ropa hecha jirones, colchones despanzurrados; ramas de la última poda; bolsas de plástico negras, blancas y anaranjadas llenas de basura misteriosa; botes con pintura seca, sillas rotas, sin patas, sin tapiz, sillones vueltos patas arriba; tinas de lavadora rotas; televisores sin pantalla o con pantalla estrellada, televisores con los "intestinos" de fuera, pantallas de televisión sin televisión; tenis de plástico, de cuero enroscados por el sol; toallas desechas de las que no se creería, viéndolas en su actual estado de piltrafas, que algún día pudieran haber secado pieles limpias recién salidas del baño; borra de algodón del relleno de los colchones, esparcida por todo el terreno, arrastrada por el agua de lluvia, impregnada de polvo y confundida con la tierra grisparda; cajas de cartón enteras, rotas, retorcidas, aplanadas, enrolladas; juguetes de niños gastados hasta la peor inservibilidad y hasta dejarlos irreconocibles: muñecas sin cabeza, cabezas solas, pelotas hechas trizas; cajas de madera, y, en fin, todas las porquerías imaginables producto de la actividad humana, esparcidas por kilómetros a la vera de cada camino.