Aunque no la quieran ver, ya hay una guerra velada por el agua

**Es evidente que el agua subterránea se ha convertido en un polvorín en la entidad, fuente de conflictos que ha cobrado la vida de por lo menos dos dirigentes políticos.


Aunque no la quieran ver, ya hay una guerra velada por el agua

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 11:34 am

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

“Ojos que no ven corazón que siente” reza el adagio popular con respecto a la celebración del Día mundial por el Agua” el pasado lunes, 23 de marzo de 2015 cuyo lema fue “Agua y Desarrollo Sustentable”.

Es evidente que el agua subterránea (el agua de pozo, como se le llama en la zona rural) se ha convertido en un polvorín en la entidad, fuente de conflictos que ha cobrado la vida de por lo menos dos dirigentes políticos: Ismael Osorio Urritia, ocurrido el pasado 22 de marzo de 2012 por la defensa del agua en contra de una compañía minera, en un hecho donde también perdió la vida su esposa, Manuela Solís, y el otro más reciente, el ex alcalde de Villa Ahumada, Alberto Almeida Fernández, el pasado 24 de marzo quienes se destacaron por su activismo en contra de la explotación de los mantos acuíferos por parte de productores menonitas.

Desde hace dos años, el conflicto por el manejo y explotación de los pozos e hizo público. Un total de 20 de los 61 acuíferos de agua subterráneas en el estado son sobre explotadas, pero sólo seis de ellos tienen un déficit anual superior a los 100 millones de metros cúbicos, tal y como lo señalaron los estudios de la Comisión Nacional del Agua[1].

A sabiendas de que existe poca agua disponible para la agricultura, una gran parte de ella ha ido a parar a los productores de comunidades menonitas, quienes han perforado pozos hacer rentables miles de hectáreas semidesérticas, sin que haya autoridad que cuide si esa sobreexplotación pone en peligro la sobrevivencia del acuífero y, por lo tanto, el futuro del medio ambiente.

Mismas prácticas aplican muchos nogaleros y manzaneros en nuevas plantaciones en ranchos sin disponibilidad de agua, como es el caso del acuífero Jiménez – Camargo, Meoqui – Delicias, cuya extracción supera el primero un déficit de 142 millones y el segundo 172 de millones de metros cúbicos anuales.

Ha sido tan grave la falta de agua subterránea, que en Jiménez, que la Junta Municipal de Agua y Saneamiento ha sido la dependencia para rechazar la llegada de nuevas empresas maquiladoras porque carece de disponibilidad del vital líquido ni siquiera para sus baños, ya que la gran mayoría de los agua están acaparadas por los nogaleros.

Desde 2012 el Gobierno del Estado prometió y re prometió que resolvería este conflicto que fue supuestamente causado por la corrupción en la Comisión Nacional del Agua y particulares. Pero hasta la fecha, no se ha detenido la sobre explotación del agua subterránea ni se han aclarado los crímenes en contra de los dirigentes del barzón.

Es cierto que en 2011 y 2012 hubo una sequía que acervó los conflictos entre los productores de la Babícora y menonitas. Las lluvias han permitido atemperar los ánimos entre las partes. Pero el enfrentamiento sigue latente.

Ni pensar cómo se pondrán las cosas cuando nos encontremos con una sequía no lleve nuevamente a un conflicto con fatales consecuencias, por la corrupción o tibieza de los gobernantes.

Por lo pronto, la autoridad puede seguir festejando que Chihuahua tuvo el más alto incremento de su PIB agropecuario en el 2014. Sí, lo hizo, pero a costa de sacar agua de más de donde ya faltaba. Ya habrá tiempo para lamentar que no hay líquido ni para beber, menos para regar árboles. Cuando ese destino nos alcance, habrá qué ver cuántos conflictos más se presentan, y con armas de por medio, como los que ya ocurren en la cuenca del río El Carmen.