Amenazadas por el desarrollo urbano, las ardillitas de tierra

**Hace apenas cuarenta años, se les encontraba todavía en las inmediaciones de los panteones del sur de la ciudad, pero ahora están reducidas al pie de la Sierra de Santa Eulalia


Amenazadas por el desarrollo urbano, las ardillitas de tierra

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2011, 21:33 pm

Por Froilán Meza Rivera/
Texto y foto

Chihuahua, Chih.- De repente salió al paso erguida en toda su estatura, parada en sus patas traseras y exagerando con ello su talla, pero al ver que el humano no se amedrentaba con sus desplantes, hizo la finta de escapar.

La pequeña ardilla de tierra, que es apenas un poco más grande que un ratón, aunque de cuerpo más alargado, no se perdió, de todas maneras, sino que permaneció a la expectativa, vigilante detrás de la maleza, camuflada entre las ramas de un mezquite y la sombra, con sus ojillos redondos y muy abiertos en alerta.

“¡Ah, algo escondes!” Y aunque el acoso de la cámara fotográfica fue constante para lograr alguna buena toma, el animal no se retiraba, lo que era indicador de que había un nido cerca. Éste es el macho. Sus testículos son bastante visibles y voluminosos.

En una de esas vueltas alrededor del mezquite, se hizo visible la hembra, que se perdió de vista casi de inmediato, pero sólo para meterse a la madriguera a cuidar de los cachorros. Era deber del macho distraer al intruso y alejarlo del nido, y así lo hizo a conciencia este magnífico ejemplar del género Spermophilus, al que pertenecen todas las especies de ardillas pequeñas de tierra.

Estas ardillas, que fueron encontradas al pie de la Sierra de Santa Eulalia, son de la especie Spermophilus mexicanus. Aunque treinta y cuarenta años atrás se les podía encontrar en los límites de la ciudad de Chihuahua, ese antiguo hábitat está ahora rebasado por el desarrollo urbano.

ACORRALADAS EN UN RINCÓN DEL LLANO

Hoy en día, la superficie que hay entre la colonia Dale y el Centro de Readaptación Social (CERESO) de San Guillermo, está en gran parte ocupada por viviendas, vialidades e instalaciones industriales y comerciales. Donde hay humanos no puede haber ardillas, porque éstas deben tener un territorio para cavar madrigueras y, lo más importante, tienen por fuerza que estar lejos de los depredadores que, llegados con el desarrollo urbano, no son sus enemigos en la naturaleza pero los persiguen implacablemente, como los gatos, los perros y niños vagos con resorteras.

El lugar donde se encontraron las ardillitas de esta nota, es en la cercanía de un presón, seis kilómetros al Suroeste del CERESO, donde hace tres años no había trazas todavía de asentamientos humanos, aunque ya están llegando hasta allá las ampliaciones de Vistas de San Guillermo.

Prácticamente, las ardillitas están acorraladas acá, en un rincón del llano.
Es sólo cuestión de pocos años, así como va el desarrollo de asentamientos urbanos, para que todo este llano se encuentre ocupado por gente, y se acabe de cerrar la pinza que tiene una de sus mandíbulas en estas ampliaciones de los fraccionamientos de Santa Elena y San Guillermo, por el lado del CERESO, y la otra mandíbula que forman Punta Oriente y las otras colonias por el lado del Aeropuerto.

Será entonces el fin de las ardillitas de tierra y de otras especies que están actualmente relegadas y refugiadas en la escasa superficie que todavía no tocan las calles y las casas de los hombres.

Las ardillas tienen una alimentación muy variada. Las terrestres del género Spermophilus se alimentan de una gran cantidad de insectos y sus larvas, así como de diversas plantas anuales y de raíces. Consumen los brotes y cortezas de ramas en crecimiento, polen, frutos, semillas y hongos. En algunos casos pueden ser oportunistas y consumir los huevos o polluelos de algunas aves.

Estas especies tienen el hábito de almacenar semillas en los huecos de los árboles, y las entierran, y aunque siempre recuerdan dónde las han ocultado, muchas veces no las alcanzan a consumir en la temporada seca. El nombre del género Spermophilus significa precisamente “amigo de las semillas”.

A lo largo de su evolución, las ardillas han mostrado una gran capacidad de adaptación a los cambios continuos del medio ambiente mediante mecanismos fisiológicos, morfológicos y de conducta, y han logrado sobrevivir en desiertos extremosos y en áreas donde se presentan bajas temperaturas y nieve durante gran parte del año.

Las ardillas hibernan, y este comportamiento varía entre las especies dependiendo de lo riguroso de las condiciones climáticas, de la disponibilidad de alimento y del tamaño corporal.